En lo alto del barrio rico  Petionville ni muertos ni escombros

<P>En lo alto del barrio rico  Petionville ni muertos ni escombros</P>

Miami.   El terremoto que hace más de una semana enlutó al pueblo haitiano no sacudió a los ricos, según publica el periódico El Nuevo Herald.

«La mayoría prefirió salir de Haití hasta que la situación mejore. Hay casas que han sufrido derrumbes. Son pocas, pero creo que eso no es ningún problema. Se construyen otra», dijo Jean Robert, un obrero haitiano de 55 años que trabaja en esta lujosa zona reforzando un muro de contención.

En lo más alto de las colinas de Petionville, en Puerto Príncipe, no hay muertos ni escombros en las calles. En las laderas de la misma colina, el paisaje cambia. De las calles rectas, espaciosas y arboladas se pasa apenas sin transición a un amasijo de pequeñas y endebles construcciones. Hay muertos sin recuperar entre los escombros y los damnificados claman por la ayuda de los organismos internacionales.

Pero en la cima, los negocios atienden normalmente a sus clientes, el hotel Ibo Lelé, de Montagne Noire, no ha cerrado sus puertas; y en los edificios de apartamentos, como La Clos, apenas hay grietas en las paredes. Incluso la iglesia amurallada del distrito, Divine Mercy Parish, puede sentirse afortunada.

«Es una situación distinta», comentó el párroco de la iglesia, Calixto Hilaire, refiriéndose al hecho de que en los alrededores de Petionville el impacto del terremoto del pasado martes no tocó a fondo a las familias de mayores recursos.

Hilaire, un sacerdote haitiano que desde el 2001 dirige las actividades de Divine Mercy Parish, se siente acongojado por el clima de incertidumbre y caos que atraviesa Puerto Príncipe. Ha esperado la ayuda de la gente que vive con lujos, pero hasta el momento sólo una familia, de alrededor de 100 que hasta hace dos semanas participaban en los servicios religiosos, ha hecho su aporte de comida enlatada, agua y medicamentos.

Janel Lettes, un guardia de seguridad privado que realiza tareas de vigilancia y mantenimiento en una mansión, no parece estar sorprendido con la escasa participación de los ricos. Está seguro de que una buena parte de los vecinos abandonaron el barrio temporalmente debido a la crisis, atemorizados también por las réplicas del terremoto que han seguido en estos días.

Lettes durante la mañana estuvo limpiando la casa de sus patrones, una mansión de cinco habitaciones, piscina y antena parabólica que no resistió la embestida del terremoto y ahora tendrá que ser demolida.

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