17 familias permanecen albergadas en una enramada del Ministerio de Agricultura. Foto de Arlenis Castillo.
La señora Máxima Oviedo tiene todas sus pertenencias dentro de fundas plásticas amontonadas en la marquesina de la casa de un vecino, porque tuvo que dejarle su vivienda al río Ozama en el sector Los Coordinadores de Sabana Perdida, en Santo Domingo Norte. Allí comparte el espacio que le prestaron junto a dos nietos pequeños.
Otras familias duermen en una cama colocada bajo una carpa en un solar ubicado a mayor altura, y donde el agua no llega. La carpa los cubre arriba, y para protegerse de la lluvia y el sol, por los costados cuelgan sábanas, fundas de plástico y lonas.
Diecisiete familias fueron alojadas de manera improvisada en una enramada de un vivero del Ministerio de Agricultura, que solo cuenta con el techo. Todos duermen en varias camas colocadas una al lado de la otra. Ese espacio también es protegido de la lluvia con sábanas y lonas.
El pastor evangélico Yeury Gómez gestionó para que les cedieran ese espacio, pero se queja de que las autoridades ignoran sus peticiones de ayuda para aquella gente. Contó que el día de hoy personal del Ministerio de Salud Pública estuvo en la zona repartiendo mascarillas, pero no se interesaron por saber de las condiciones en que vivían los desplazados.
Tanto el pastor como los vecinos confirman que les han llevado fundas con alimentos crudos, pero no reciben aún las carpas que pidieron para guarecerse mientras la inundación baja.
Por el contacto con el agua contaminada, a los niños le nacen erupciones en la piel que los manchan enteros.
Al final de varias de las calles que bajan por el sector hasta cerca del río Ozama, se puede ver que el agua ocupó gran parte del territorio donde hay decenas de casas. Los muebles, camas, armarios, electrodomésticos y todo tipo de artículos del hogar toman el sol en la calle.