POR LLENNIS JIMÉNEZ G.
El poblado de Los Girasoles, al oeste del Distrito Nacional, tiene un año con dificultad para obtener agua, y es de los sectores donde la lluvia es más que una bendición, porque es esperada para almacenarla durante los días de escasez.

Desde hace  dos meses, el desabastecimiento  se tornó caótico. Ayer llovía  cuanto redactores de HOY llegaron a la barriada y la gente  corría a colocar cubetas y tanques debajo de los caños instalados a las viviendas.

 Mientras las amas de casas agradecían a la naturaleza por la lluvia, a sabiendas de que puede desbordar la cañada contigua al cementerio Cristo Redentor, los niños la disfrutaban bañándose   con una alegría similar a la  se siente cuando se está de la ducha.

 El sector tiene mucha carencia, pero quienes habitan entre las calles Diego Colón, Cristóbal Colón y Gregorio Luperón son los más privados de agua. En los tiempos en que el servicio era menos precario,  el agua solo llegaba sin problemas a los puntos bajos, en la cercanía de la calle Emma Balaguer.

En muchos hogares de Los Girasoles han tenido comprar tinacos para almacenar agua, porque la escasez trastorna todas las actividades de las amas de casa.

 Dulce Torres no tiene espacio para construir una cisterna en su casa de la calle Diego Colón 10,  como la mayoría de sus vecinas en esta zona que pertenecía a  Santo Domingo Oeste que desde el año 2004 le fue anexada  al Distrito Nacional. Dice que debió comprar dos tinacos, cada uno con capacidad para 2,000 galones de agua.

 Los camiones que venden agua les llenan cada  envase a RD$300.

Torres también adquirió una cubeta para filtrar el agua, cuando resolvió no dar RD$45 por un botellón de agua. Sus vecinos Jhonny Marte, Gisela Cuevas y Elías Sosa, también compraron cubetas con filtro, en lo que se ha hecho una necesidad en la calle Diego Colón y Cristóbal Colón.

Marte, quien reside en la calle Diego Colón número cuatro, altos, dijo que desde que empezó la escasez de agua construye una parte de la zona con mucho problema, porque además de paga por los materiales, tiene que hacerlo por el agua.

   Expresó que la cuadra le agradece al señor Pedro Bueno, un vecino que acostumbra a regalar cubetas de agua de su cisterna y que con frecuencia les consigue tanques.

Precisó que su bolsillo ya no alcanza para buscar las diversas alternativas a la situación del agua. Manifestó que la pasada semana tuvo que enviar a su esposa a  Cevico, Cotuí, entre otras cosas, para que lave “un montón de ropa”.