A la base de los evangelios, están los hechos y las palabras de Jesús que los discípulos y las comunidades guardaron en su memoria y en su vida. Y también, en los evangelios encontramos la interpretación de las comunidades.
Quien compare 2º Reyes 4, 42 – 44 con Juan 6, 1 – 15 se dará cuenta que Juan pretende presentar a Jesús como un nuevo Eliseo.
Tanto Eliseo como Jesús se preocupan del hambre de las muchedumbres, pero Jesús supera a Eliseo. El milagro de Eliseo parte de veinte panes de cebada, Jesús dispone de cuatro veces menos. El Maestro no necesita citar la Escritura para fundamentar lo que hace.
Puede leer: Andaban como ovejas sin pastor
En el evangelio de hoy también encontramos la misma pregunta del pasaje de Reyes: “¿qué es esto para tanta gente?”. Jesús no se paraliza, actúa con novedad.
En primer lugar, hay un muchacho que pone en manos de Jesús sus cinco panes de cebada y sus dos peces. Segundo, Jesús dice su acción de gracias sobre los panes y los manda a repartir a unos cinco mil hombres que comen dignamente sentados. Tercero, con lo que sobra se llenan doce cestos, una alusión al pan que alcanzará para las doce tribus de Israel, pues “Dios da su comida a su tiempo” (Salmo 144). Finalmente, Jesús rechaza ser proclamado Profeta y rey por gente bien comida.
Para salir de su pobreza, necesitamos involucrar a sectores decisivos. La pobreza sólo será vencida con educación, creando puestos de trabajo y nuevas actitudes: ahorro, participación y estabilidad familiar. Eso supone poner en manos del Señor nuestros pequeños recursos, al servicio de todos. La multitud se disponía a candidatear a Jesús como rey. En RD, nos pasa igual: la gente siempre está dispuesta para una nueva campaña. Sobran candidatos y faltan padres fieles dedicados a sus hijos.