Al no aparecer ni sol ni estrellas por muchos días, y acosados por una tempestad no pequeña, ya habíamos perdido toda esperanza de salvarnos. Hechos 27: 20.
Cuando estamos a la espera de algo siempre pensamos lo peor y, ¿por qué no cambiar y pensar lo mejor? Nuestra negatividad nos hace ver las cosas como no son y, sin querer, éstas se alejan porque lo que hacemos es lo contrario a lo que tenemos que hacer. Nos llenamos de pesimismo, perdiendo la esperanza, y esto no podemos permitirlo aunque sobre nosotros el cielo esté negro.
Hay situaciones que pasamos, parecidas a las que vivió el apóstol Pablo cuando en alta mar la barca iba a zozobrar debido a una gran tormenta. Todos pensaban que iban a morir porque el mar y los vientos eran muy intensos, pero en medio de esto el ángel del Señor visitó a Pablo y le dijo “No tengas miedo, comparecerás ante el César, y Dios te concede la vida de todos los que navegan contigo”. Dios sabe nuestro propósito, y no va a permitir que algo nos haga zozobrar, demostrando que Él tiene el control de todo.
Aunque te parezca extraño, Dios escoge los momentos más difíciles para cambiar el rumbo de nuestra vida. Pablo iba en la barca como prisionero. Si no hubiese sucedido lo de la tormenta, habrían llegado a su destino y Pablo habría sido entregado a las autoridades para su ejecución. Pero Él tenía un plan mejor, el cual puso a funcionar en medio de la tormenta para que Su voluntad se cumpliera. Así que no temas, porque en medio de esa crisis Él ha puesto a funcionar Su plan perfecto para liberarte y llevarte por Sus caminos.