La llegada de papa Francisco a Rio de Janeiro se dio en medio de fuertes protestas sociales contra el gobierno local, pero los disturbios y agresiones no comprometieron la integridad física del pontífice.

En las calles se produjeron choques entre los manifestantes y la policía, que usó gases lacrimógenos y balas de goma ante los disturbios. Las protestas prometen continuar mientras dure la estadía del papa Francisco en tierra carioca.

El Papa, argentino de nacimiento, se reunió con la presidenta brasileña, Dilma Rousseff. En el Palacio de Guanabara, sede del gobierno de Río, se organizó un acto de bienvenida. «Creemos que el apoyo de la Iglesia puede ayudar a iniciativas para acabar con la pobreza y el hambre», dijo la mandataria en su discurso.

Francisco, que habló con los reporteros durante su viaje en avión, señaló que la crisis económica mundial amenaza con crear una generación perdida de jóvenes sin empleo. También denunció una «cultura de rechazo» para con los ancianos.