En las últimas semanas se han producido una cadena de hechos violentos en las escuelas, a eso se suman los pésimos resultados que exhiben los alumnos en pruebas mundiales y nacionales y justamente en ese contexto tan lamentable se pretende imponer la mentada ideología de género como eje transversal de la educación pública.
En una escuela un adolescente apuñaló a otro, una riña entre dos estudiantes provocó la muerte de una de ellas, en otra escuela tres menores obligaron a una niña de doce años hacerle sexo oral, en un centro educativo en Ciudad Juan Bosch los estudiantes festejaron el final del año escolar rompiendo pupitres y escritorios, en la escuela María Altagracia Paula de San Francisco de Macorís un niño de cinco años fue lanzado del segundo nivel, en Santiago en la escuela Francisco Prudencio Parra la policía le ocupó a un menor de 13 años una pistola calibre nueve milímetros. Y me detengo porque no dispongo de tanto espacio para narrar otros hechos.
Esta administración del Lic. Danilo Medina ha puesto la educación como una de sus prioridades principales, ha llenado el país de aulas, los maestros reciben mejores salarios, tanda extendida, desayuno, almuerzo y merienda, en fin todo un plan social para los estudiantes, sin embargo la tanda extendida no ha sido completada con el contenido educativo, parece que la ausencia de autoridad y orden es un pasaje repetido y cada vez que se realizan mediciones estas revelan que la preparación de los estudiantes no ha mejorado y en renglones como las matemáticas a medida que avanzan en el nivel escolar peor es la destreza en esta importante ciencia.
En ese contexto, donde la violencia en las aulas es un reflejo de la violencia en el hogar y la sociedad, donde muchos de esos estudiantes provienen de hogares disfuncionales, a ese tipo de joven, con una formación deficiente, se les quiere imponer la ideología de género disfrazada bajo falsos argumentos de que busca la igualdad entre hombres y mujeres y será la panacea para disminuir los feminicidios y la supuesta discriminación de la mujer.
De lo que se trata es de confundir sexo con género y la propia orden departamental del Ministerio de Educación 233-19, en uno de sus considerandos no oculta el objetivo: “Para lograr un cambio en el imaginario colectivo hay que deconstruir los estereotipos de género que promocionan una masculinidad y una femeneidad que perpetúan las desigualdades…”
De lo que se trata es de inocular a los niños la idea de que son sexualmente neutros, confundirlos y llevarlos a adoptar una sexualidad equivocada de forma prematura, infundiéndoles la idea de que hay multiplicidad de géneros y de pasar de la discriminación, por lo demás inaceptable, de las lesbianas, gais, transexuales y bisexuales, LGBT, entonces se pasa a una discriminación positiva donde se venden estos comportamientos anómalos como una virtud.
Ya el Colegio Americano de Pediatras mediante un estudio han abordado los peligros de la transexualidad infantil y de la ideología de género y establecen de forma contundente que: “lo normal en el diseño genético humano es ser concebido macho o hembra. Este principio es evidente por sí mismo”. La sexualidad humana es un rasgo binario, biológico y objetivo. Nadie nace con género, todo ser humano nace con sexo biológico y lo de ser LGBT no es genético es mental.
Lo peor de todo, como apunta la brillante periodista Inés Aizpun, es que: “La ideología de género como la quieren imponer los más radicales es opresiva, deforma la realidad, impone a las minorías sobre la mayoría sin necesariamente respetar sus derechos”.
La escuela dominicana requiere imponer el orden y la disciplina, mejorar la calidad de la educación; lo que menos necesitan esos muchachos es que le inoculen el veneno de la importada ideología de género.