En memoria de Don Antonio Guzmán

En memoria de Don Antonio Guzmán

Con profundo pesar hemos leído en un tabloide local la información relativa al suicidio del Presidente Don Antonio Guzmán, hace ahora 30 años,  donde se hacen referencias inciertas, ofensivas e irrespetuosas a la  figura egregia de este dominicano ilustre.

En la información de marras se afirma que el mandatario se suicidó por supuestas desavenencias de su gobierno con los Estados Unidos y que en ocasiones preguntaba a su esposa, la distinguida dama, doña Reneé Klang : “es verdad que yo soy el Presidente de la República”.

La primera versión la desmintió de inmediato el  Dr. José Joaquín Puello, quien reveló que cuando se produjo el deceso de Don Antonio, a las 4 de la mañana del 4 de julio de 1982, en el aeropuerto de Las Américas había  llegado  un avión ambulancia cedido gentilmente por los norteamericanos para trasladarlo a un centro especializado de la hermana nación.

Cuando apenas faltaban 43 días para concluir su mandato,  este cibaeño que siempre mantuvo una sonrisa a flor de labios, a quien nunca le faltaron motivos para reir y mostrar toda la amabilidad de un ser humano, quedó relevado con la infausta noticia de que él mismo había decidido poner fin a su existencia sobre la faz de la tierra.

Nunca lo pensaba dos veces para desmontarse de su vehículo e ir a darle un abrazo a quienes consideraba sus compañeros de partido, sin tomar en cuenta su posición social o su tendencia.  La presencia del Presidente Guzmán era notoria entre los miembros civiles y militares de su escolta, indagando  sin habían almorzado y si se sentían satisfechos.

Fue este gran dominicano que libertó de las cárceles a los presos políticos y permitió  el retorno de los exiliados, además de que  sacó de circulación a los militares y policías políticos. El valioso  y útil proyecto de telefonía rural fue promovido por este mandatario, y 30 años después las casetas instaladas en el más recóndito punto del país, todavía están en servicio.

En su gestión se abrieron las especialidades médicas en el hospital Gautier; cobró a la Gulf and Western los 38 millones de dólares pertenecientes al  país, derivado de transacciones con azúcares locales y creó miles de nuevas plazas para maestros, al tiempo que incrementó en un 100 por ciento el salario mínimo de los empleados, al llevarlo de 60 a 120 pesos mensuales.

En este nuevo aniversario de  la partida del mundo terrenal de don Antonio Guzmán, los dominicanos debemos percibirlo como lo que fue: un hombre de bien, por y para el bien. Su obra es imperecedera en la memoria de todo el pueblo dominicano. Que su espontaneidad, su firmeza y su decencia sirvan de ejemplo a  la  unidad de todos,  tan deteriorada por  intereses  banales. Paz a sus restos!

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