Mientras unos internos se aglomeran tras las rejas para pedir de a cinco y diez pesos a los visitantes para hacer llamadas telefónicas o resolver alguna necesidad, otros poseen dentro de esa cárcel negocios y hasta empleados a los que pagan salarios hasta para que les arreglen las camas.
En el lado infeliz del recinto coexisten los pobres que duermen en espacios reducidos en áreas por las que es difícil caminar sin tropezar con alguien.
En cambio, la holgura de los presos ricos se percibe incluso en la ayuda que prestan a los compañeros de cárcel desheredados.
Najayo, San Cristóbal. La marcada diferencia de clases es el sello distintivo de la Cárcel Modelo de Najayo, recinto penitenciario donde el hacinamiento solo afecta a los que no tienen con qué costear un espacio cómodo o carecen del nivel social para, sin costo alguno, ser beneficiarios de un área especial, con fácil acceso y que pueda amueblar de acuerdo a sus necesidades.
Mientras unos se aglomeran tras las rejas para pedir cinco o diez pesos a las visitas para hacer llamadas o juntar para alguna necesidad, otros poseen negocios y empleados a los que pagan salarios hasta para que les arreglen la cama.
Debido a que por sus celdas han pasado y guardan prisión algunos millonarios de renombre, es de las que posee menos necesidades básicas, en comparación con otras cárceles similares. De hecho, una organización interna, presidida por los reclusos Luis Alvarez Renta y Fabio Ruiz, ha construido un consultorio, una casa de guardia y ayuda a los presos de escasos recursos con el pago de la libertad bajo fianza.
Hacinamiento. Desde una escalera próxima a la llamada cafetería de Abud, supuestamente propiedad del condenado por asesinato Frederik Medina Abud, se empieza a sentir el hacinamiento. Se llega a un punto en que es imposible caminar sin chocar con alguien y surgen las miradas extrañas. Como en otros recintos, en ese pasillo se percibe el fuerte olor a marihuana, pero no se ve nada. Mejor vamos a bajar, dijo el recluso que guió a esta redactora.
La escalera de cemento bordeada por paredes descascaradas, testigos de motines y actos delictivos, conduce a ese segundo nivel en que cohabitan los más necesitados. Duermen hasta cinco en espacios en los que escasamente se podría alojar a una persona, pero no son los que están peor. Un gran número pasa la noche en el piso sobre pequeñas colchonetas que ubican en los más recónditos espacios, a esos les llaman ranas y constituyen el grupo de los presos con menores posibilidades económicas.
El panorama contrasta con el área de los especiales a muchos de los cuáles se puede ver desde fuera del recinto tomar el sol, leer periódicos y conversar bajo la sombra de algunos árboles sembrados allí.
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Un corredor bordeado de pasamanos verdes es el punto de partida para la revisión inicial. Dos de los visitantes que accedían a quitarse los zapatos como le ordenó el agente policial que los chequearía fueron detenidos de su acción por él mismo: no vaya tan rápido, ¿no hay algo para el desayuno por ahí?, le pasan RD$100 y concluida la requisa.
Activo Comercio
Los comercios allí son de más calidad que los de las demás cárceles, el mayor movimiento es en la llamada Cafetería de Abud. Los presos coinciden en que en ese recinto se mueve mucho dinero pero está destinado solo a un grupito y los demás pasan las de Caín.
Las seis áreas
San Cristóbal: Es el área más deprimente, están los reclusos más pobres.
Especiales: Próximo a San Cristóbal, en ella se alojan banqueros y empresarios. Han pasado funcionarios públicos. Reciben visitas permanentes y tienen servicios de cable e Internet que se costean.
Veteranos: Militares retirados y otros reclusos en condiciones no tan precarias.
Conyugales: Se puede decir que es la clase media-alta, son habitaciones aisladas del bullicio que originalmente fueron destinadas a las visitas de pareja y hoy cuestan alrededor de RD$40 mil dependiendo de cómo estén equipadas.
El Patio: Como en San Cristóbal concentra el hacinamiento del penal y los diferentes negocios.
Extraditables: Allí están las celdas de mayor seguridad del país. Como indica su nombre, recluye a los pendientes de extradición.
¿Prohibiciones?
Aunque las autoridades de la Dirección General de Prisiones supuestamente tienen prohibidos los celulares, allí abundan. Están desde los llamados macos hasta las blackberry. Sin ningún temor, esos teléfonos son usados por los reclusos en su cotidianidad para llamar a familiares y amigos. La realidad sobre esas supuestas prohibiciones quedó evidenciada ante el país con la famosa celda del asesinado recluso Rolando Florián Félix que tenía un plasma, telecable, equipos de sonido, computadoras con Internet y otros lujos. Algunos reclusos que fueron cuestionados sobre esa realidad dijeron que actualmente hay varios con condiciones similares que reciben visitas a diario y a cualquier hora del día y que no tienen ningún inconveniente cuando deben salir por alguna emergencia.