En nombre de Dios, la confrontación cristiana-islámica

En nombre de Dios, la confrontación cristiana-islámica

Cualquier incidente insignificante para nosotros en nuestra cultura occidental-cristiana, se trasforma algunas veces como por arte de magia en protestas masivas en el mundo musulmán-islámico. El último fue una estúpida película realizada por un ciudadano egipcio que vive en los Estados Unidos, “La inocencia de los musulmanes”. Esa fue la mecha que prendió la actual protesta en los países musulmanes.

Pero si se recuerda bien, existieron otros, como el caso del escritor inglés de origen hindú Salman Rushdie con sus  “Versos Satánicos” en 1989, cuando tuvo que coger la polvorosa cuando el ayatollah Khomeini lanzó una orden ejecutiva en la que instaba a cualquier musulmán a matarlo donde quiera que lo encontrara. Ya el gobierno de Irán “aparentemente”  no lo persigue, pero los fanáticos extremistas musulmanes todavía lo andan buscando, para arrancarle la cabeza y cumplir con su Dios. También es bueno recordar al cineasta holandés Theo Van Gogh, asesinado por la ira de un devoto de Mahoma, después que este actor y columnista realizara un corto- metraje acerca de los abusos de los musulmanes sobre las mujeres en los países islámicos. La forma brutal del asesinato se consideró en Holanda como su once de septiembre.

La  incomprensión en ambos lados de estas dos civilizaciones cristiana-islámica es de vieja data, lleva más de mil trescientos años de confrontación permanente, desde el mismo nacimiento del islam en el siglo VII de nuestra era cristiana. Mahoma, un religioso, político y militar, fundó la religión, que en opinión de los musulmanes no es la creación de una nueva, sino el restaurador de la original,  la historia es larga, las incomprensibles cruzadas, la toma de Constantinopla en 1453 por los turcos, el fracaso del imperio otomano en conquistar Viena en 1683, la caída del imperio otomano después de la primera guerra mundial, son algunas de las confrontaciones más relevantes que forman la historia del choque de estas dos civilizaciones.

A veces creo que existen dos historias, pues hasta los hechos se escriben e interpretan según el lugar y las circunstancias en que usted esté colocado. Por ejemplo, lo que para uno fue invasión, para el otro fue apertura al islam y lo que para uno fue reconquista, para el otro fue expulsión. Asimismo, el verbo conquistar nunca se utiliza en árabe para designar la expansión musulmana, ellos entienden que, “la tierra se abrió para el islam”.

Muchos cristianos e islámicos tienden a poner en relieve las diferencias que los separa, sin resaltar lo que también hay en común entre ellos: el cristianismo y el islam, así como el judaísmo, son religiones abrahamánicas; las tres se remontan a las palabras del profeta Abraham; por eso se dice que las tres constituyen las religiones del Libro. Sería entonces apropiado  revisar nuestra historia común y reencarnar nuestra memoria; solo si hay una historia común se podrá avanzar en el diálogo, comprensión y paz.

Es tiempo de sacar del baúl mis dos escritores favoritos en ese tema, el historiador inglés Arnold Toynbee, un especialista en filosofía de la historia, que establece una filosofía cíclica sobre el desarrollo de las civilizaciones. Según Toynbee, las civilizaciones son el resultado de la respuesta de un grupo de humanos a los desafíos que sufren, ya sean naturales o sociales. Una civilización crece y prospera cuando su respuesta a un desafío no sólo tiene éxitos, sino que estimula a una nueva serie de desafíos.  Asimismo, una civilización decae, como resultado de su impotencia para enfrentar los desafíos que se le presentan.

Su mejor discípulo fue el laureado escritor Samuel Huntington, en su monumental obra “ Choque de civilizaciones”, donde retoma a Toynbee, afirmando que los actores políticos principales del siglo XXI serían las civilizaciones y que los principales conflictos serían los conflictos entre civilizaciones (no entre ideologías  o estados-nación).

Otro punto que Huntington acierta es que las fracturas entre civilizaciones son casi todas de origen religiosas.

Las civilizaciones con sus religiones a cuesta y sus conflictos no están limitadas a la cristiana y a la islámica. También la  encontramos en la hebrea y su diáspora, en la hindú, en la sínica China, en la japonesa, en la sub-Sahariana y en la budista al norte de India.

Según Huntington, los conflictos y guerras ocurren en las fronteras de esas civilizaciones y pocos en el interior de ellas mismas. Dice que los conflictos son inevitables, pues cada civilización tiene creencias y valores distintos.

Todos estos acontecimientos políticos e históricos  es pertinente revisarlos ahora. No sólo para tratar de entender todas estas protestas en nuestro mundo, sino como auto protección. Por eso, yo pongo atención a lo que dice el historiador Toynbee, cuando  indica  que el estudio de la política es necesario, pues según él afirma “el castigo mayor para las personas que no se interesan en la política, es que serán gobernados por personas que sí les interesa”.

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