Este artículo no pretende convertirse en enseñanza de cristianismo, ni tiene otra intención que la de contribuir al fortalecimiento del partido que me distinguió generosamente como miembro de la Comisión Nacional Organizadora de la Convención celebrada el 6 de marzo, en la que resultó ganador Hipólito Mejía.
Lo cierto es que en nombre de algunas causas, a lo largo de la historia se han cometido innumerables injusticias y desaciertos, entre ellas la política y la religión, todo como consecuencia de actitudes incapaces de abrirles las puertas a la comprensión y el entendimiento, porque en muchas ocasiones, amar y perdonar se hace difícil cuando las pasiones se sobreponen a las razones, dándole paso al fanatismo.
Por eso talvez para algunos resulta tan difícil poner en práctica aquellas expresiones de Jesús, según Mateo 5:44 a 5: 47 que rezan: Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan o persiguen. Para que seáis hijos de vuestro padre que está en los cielos, que hace salir el sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos. Porque si amáis a los que os aman solamente, ¿qué recompensa tendréis? ¿No hacen también lo mismo los publicanos? Y si saludáis a vuestros hermanos solamente, ¿qué hacéis de más? ¿No hacen también así los gentiles?
En tal sentido, que fácil resultaría expresar que compartí orgullosamente los trabajos de la Comisión con dirigentes históricos del PRD como Enmanuel Esquea, Milagros Ortiz Bosch, Hugo Tolentino, Yvelisse Prats de Pérez y otros miembros que a partir del conocimiento de los resultados de la convención coincidimos solidariamente defendiendo la limpieza del evento, como César Sánchez, Darío de Jesús, Héctor Guzmán, Héctor Cruz.
Sin embargo, tratando de cumplir con esas enseñanzas bíblicas y en aras de la unidad, deseo expresar que aunque las pasiones pudieron empañar momentáneamente las razones de algunos dirigentes, igualmente resultó placentero compartir labores con el viejo amigo Julio Maríñez, así como con Geanilda Vázquez, Roberto Fulcar y los demás.
Porque para algunos podría resultar difícil entender o explicar determinadas actitudes. Sin embargo, para quienes como Enmanuel, Milagros, Hugo e Yvelisse, de trayectoria reconocida, perredeístas consumados y satisfechos por la labor realizada, por los mejores intereses del país y en nombre de la unidad, todo se puede convertir en fácil y comprensible.
Porque el deseo de la militancia y los anhelos de cambios de la sociedad dominicana obliga a envainar los sables, y en vez de darle riendas sueltas a las pasiones humanas, a veces estimulantes cuando se esgrime la razón, en nombre de la unidad, el próximo domingo 8 de mayo, durante la proclamación de Hipólito Mejía como candidato, junto a Miguel Vargas como presidente del partido, los demás dirigentes y delegados de la Convención debemos ratificar nuestra vocación unitaria y las enseñanzas bíblicas antes mencionadas.