En paz, pero bajo las armas

En paz, pero bajo las armas

En este país ya es cosa común recurrir a las armas para dirimir cualquier disparidad baladí. Ha dejado de causar  asombro que alguien dispare contra alguien por cualquier tontería. Que dos personas  hayan muerto a balazos en medio de una discusión por un problema de tránsito, como ocurrió en  el kilómetro 7 y medio de la carretera Mella, ha pasado a ser cosa de rutina. Hay una pérdida generalizada de la confianza en los métodos civilizados de solución de conflictos cotidianos.

La posesión y porte de armas es parte de la indumentaria de mucha gente. Para algunos, un arma de fuego es una especie de prótesis imprescindible. A ello han contribuido varios factores, entre los cuales hay que citar la creciente inseguridad ciudadana y la flojedad de las sanciones judiciales por porte y tenencia ilegal de armas. Eso explica el hecho es que  los disparos de arma de fuego están entre las principales causas de muerte violenta en la República Dominicana.

Lejos de restringir la tenencia y porte de armas de fuego, la autoridad lo que ha hecho es sacarle provecho fiscal a estas modalidades. Parecería que es suficiente con poder pagar por los permisos de tenencia y porte para estar apto para portar un arma. No se explica para qué un país en paz necesita tanta gente legal e ilegalmente armada.

Aplazamientos que hacen daño

Los planes para mejorar  la calidad de la enseñanza serán aplazados nuevamente. El secretario de Educación, Melanio Paredes, ha dicho que el nuevo aplazamiento obedece a falta de recursos económicos. Se necesitarían seis mil millones de pesos adicionales para poder costear el programa que tiene esos propósitos, ha dicho el funcionario. El hecho es que en 2010 nos limitaremos nuevamente a ampliar el tamaño del cupo en las escuelas.

Los aplazamientos en la mejora de la calidad de la enseñanza resultan dañinos para un país que necesita basar su progreso en el conocimiento. No es de ahora que la inversión insuficiente en la educación obliga a aplazar programas enfocados a mejorar la calidad. No parece haber una convicción firme sobre la necesidad de actualizar la enseñanza. La práctica contradice nuevamente al discurso que define al conocimiento como la principal herramienta para el desarrollo del país.

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