A más de  un año de que se anunciara la inversión de US$850 millones  en un proyecto turístico en Pedernales, una de las provincias más pobres del país, aún no se ha iniciado ningún levantamiento de obras.

Con bombos y platillos se anunció que inversionistas canadienses, a través de una entidad denominada Pedernales Development Corporation, construirían el proyecto turístico Cabo Rojo, que en su primera etapa dispondría de unas 2,000 habitaciones en diferentes tipos de villas.

“Nada ha sucedido, fueron solo palabras”, comentó  Marino José, ex presidente del Cluster Ecoturístico de Pedernales.

No es la primera vez que se anuncia el despegue del turismo en la empobrecida región Suroeste, quedándose los proyectos en anuncios y bajando las esperanzas  de los residentes.

Para este miércoles está programado un consejo provincial de desarrollo en Pedernales, con la presencia del presidente Leonel Fernández. La gente de allí espera que en el encuentro sean anunciadas medidas que en realidad vayan a ejecutarse.

Otra espera.  Mientras que en la comunidad de Cano, municipio de Vicente Noble, en la provincia de Barahona,  el proyecto de aprovechamiento de  aguas termales de Canoa tampoco ha comenzado.

Luego de esperar más de dos años para su aprobación por el Congreso, ahora el proyecto está a la espera de la licencia ambiental.

Roberto Chettoni, principal promotor del proyecto “La Terma de Salamandra”,  había declarado recientemente que hace más de un año que solicitó la licencia para iniciar los trabajos, pero que luego de que tres grupos de técnicos diferentes hicieran  la evaluación, aún no tenía  la autorización.

El proyecto tendrá 1,900  habitaciones, 112 villas, campo de golf, dos helipuertos, cinco restaurantes,  clínicas especializadas. Se prevé que  generará 2,000 empleos, mientras que la inversión total sería de 500 millones de dólares.