Washington. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, mantuvo viva este lunes su agria polémica con jugadores del football americano y la alegada «falta de respeto» a la bandera, pero quedó a la defensiva ante sensibles aspectos raciales de la controversia.
El fin de semana, decenas de jugadores en todo el país repitieron el gesto de hincar una rodilla en tierra durante el himno antes de los partidos en señal de protesta, en abierto desafío a Trump, quien había sugerido despedir a los deportistas que lo hagan.
«El problema de la rodilla en tierra no tiene nada que ver con cuestiones raciales. Se trata del respeto por nuestro País, nuestra Bandera, nuestro Himno», escribió Trump el lunes en la red Twitter.
En un ambiente marcado por la controversia sobre el respeto a los símbolos nacionales o el respeto a la libertad de expresión, el gesto de la rodilla en tierra se tornó una clara señal de protesta por las injusticias sociales y raciales que aún marcan la sociedad estadounidense.
En el verano boreal del año pasado, el jugador Colin Kaepernick, del equipo San Francisco 49ers, desató una espectacular polémica al realizar la solitaria protesta por el asesinato de varios ciudadanos negros a manos de policías blancos.
El gesto, de esa forma, se tornó una forma de protesta contra brutalidad policial y las injusticias.
Desde entonces la controversia no tuvo un único día de descanso pero se tornó asunto de Estado después que Trump decidió sugerir que los espectadores abandonen los estadios ante esas protestas y que los jugadores sean despedidos sumariamente.
Discusión delicada
Pero como siempre ocurre cuando Trump interviene con su retórica incendiaria, es difícil distinguir si se trata de un cuidadoso cálculo político o apenas de una reacción del momento.
Desde el punto de vista político, la agria polémica puede ayudar a galvanizar una parte del electorado de Trump, aferrada a símbolos como el himno o la bandera, y distraer las atenciones de las dificultades políticas en el Congreso.
Sin embargo, el caso exigirá una enorme sensibilidad de la Casa Blanca, ya que hace pocas semanas Trump se vio envuelto en dificultades por declaraciones ambiguas sobre la violencia de contenido racial que estalló en Charlottesville, Virginia.
«¡Sí! Se trata de claramente de cuestiones raciales, de la desigualdad que golpea nuestras comunidades», dijo el lunes el jugador Michael Thomas, del equipo de los Dolphins de Miami.
Para Thomas, «la gente continuará haciendo que su voz se escuche, continuará protestando».
Por su parte, el célebre jugador de básquet LeBron James (Cleveland Cavaliers) no dejó dudas de su posición en la polémica: «Es el pueblo el que dirige el país, no una sola persona».
El domingo, en 14 partidos de la liga de football americano, más de 150 jugadores hincaron una rodilla en tierra, al tiempo que otros optaron por el gesto haciendo una cadena codo a codo durante la ejecución del himno.
Tradicionalmente, durante el himno los jugadores colocaban la mano derecha sobre el corazón.
En uno de esos partidos, entre los Seahawks de Seattle y los Titans de Tenesí, ninguno de los equipos se encontraba en el terreno en el momento del himno.
En sus mensajes en Twitter, Trump insistió en que «mucha gente abucheó a los jugadores que pusieron rodilla en tierra el domingo (aunque fue un pequeño porcentaje del total).
¡Son fanáticos que exigen el respeto a nuestra bandera!».
En otro mensaje, saludó a los aficionados de las carreras de la popular categoría NASCAR: «Ellos no aceptan que se falte el respeto a nuestro País y nuestra Bandera», escribió.
Unidad de la protesta
Pero en esta polémica Trump no parece tener a los propios atletas de su lado: el famoso lanzador Tom Brady, quien durante algún tiempo fue próximo del presidente, dejó claro que no estaba para nada de acuerdo con su posición.
«Estoy claramente en desacuerdo con lo que dijo. Pienso que simplemente crea más división», dijo el jugador de los Patriotas de New England.
En un editorial, el diario Wall Street Journal señaló que Trump «logró consolidar la unidad de los jugadores y de los propietarios de los clubes contra el presidente, aún cuando varios de ellos lo habían apoyado durante la campaña electoral».
Además, la virulencia del discurso de Trump sobre la cuestión sorprendió a todos.
Aunque no se refirió a Kaepernick (quien actualmente está sin club), Trump no escondió su irritación.
«¿No les gustaría ver a uno de esos propietarios de clubes, cuando alguien falta el respeto a nuestra bandera, decir ‘saquen a ese hijo de puta de la cancha ahora mismo. ¡Fuera! Está despedido. ¡Está despedido!?», dijo el presidente.
Este lunes, al ser consultada si era apropiado que el presidente llame ‘hijo de puta’ a una persona que hace una protesta, la portavoz de la Casa Blanca, Sarah Huckabee, dijo que «es apropiado que el presidente se manifieste en defensa de la bandera y el himno».