En qué falló José Enrique

En qué falló José Enrique

UBI RIVAS
El 29 de agosto último, el síndico de Santiago de los Caballeros, José Enrique Sued Sem, hizo un despliegue colosal en el que rindió cuentas de su gestión de tres años, exponiendo 800 obras ejecutadas a un monto de RD$605.7 millones. Hay un abanico de obras verdaderamente impresionante, inclusive $157 mm en obras viales, $14 mm en obras deportivas, $47 mm en ¿templos?, $48 mm en centros educativos, $70 mm en parques, inclusive el bellísimo Dorado I, con su magnífica glorieta, $30.9 mm en cañadas, y varias firmas más.

Naturalmente que hay una gran interrogante y es que como Sued Sem invierte $47 mm en templos católicos, no de otra variante del cristianismo, mientras asignó a cañadas sólo $30.9 mm.

Evidentemente no ha habido un alcalde santiaguense que haya aportado un fárrago de obras más importante que Sued Sem, y ese zaga es menester reconocérsele a José Enrique, una persona laboriosa por estirpe de sus dos apellidos.

Empero, hay dos flancos vulnerables en esta ciclópea gestión edilicia impar de José Enrique, y son su fracaso en higienizar al Primer Santiago de América no a la altura de la Era de Trujillo, sino más bien a las sindicaturas del inolvidable Jorge Gobaira y también la de Andrés Cortina Hernández.

La segunda es su imposibilidad de desarrabalizar de buhoneros el caso colonial ó histórico de Santiago de los Caballeros, concerniente a sus dos principales vías de todos los tiempos, las calles Del Sol y la 30 de Marzo, sencillamente intransitables, caóticas, lastimosas.

En la época de mi adolescencia, cuando visitaba casi a diario la casa paterna de José Enrique en procura de las migas con su hermana Lillian, mi hermana afectiva y su hermana mayor, cuando José Enrique era apenas un piloncito de carne, transitar por esas calles era la delicia de todos, en que podíamos desplazarnos rectos, no de lado, como el lamentable hoy.

José Enrique, con absoluta propiedad, puede afirmar que eso acontece con las calles Del Conde y Duarte, capitaleñas, cierto, y que los pariguales suyos no han podido tampoco resolver, ni el aseo de la antigua ciudad de los colones, aunque en la parte que corresponde a Roberto Salcedo, hay cien puntos de aprobación  en cuanto al aseo.

Pero mal de muchos no debe ser nunca consuelo de tontos, o no debiera seguir siéndolo, y en lo concerniente al caos del tránsito peatonal por las calles Del Sol y 30 de Marzo, deplorable, la evidencia imposible de evadir viene siendo ser ausencia de decisión política, que es el peor flagelo que abate a nuestra sociedad toda de hoy, empezando desde la más alta eminencia, la presidencia de la República.

Santiago de los Caballeros de hoy de ninguna manera es ni puede ser ni volver nunca a ser la que dejé en 1962 cuando decidí trasladarme a la capital a estudiar leyes en la única universidad de entonces, cuando apenas sí contaba con 80 mil habitantes, la misma cantidad que hoy labora en las zonas francas santiaguensa, en lo que Santiago de los Caballeros es el principal enclave del país, y hoy su población supera los 800 mil individuos, en la ciudad, y en la provincia excede el millón.

Falta de recursos no es posible argüir para solucionar las dos fallas de José Enrique para que pudiera completar una administración edilicia casi completa, casi perfecta.

El vertedero de Rafey, otro reto colosal de José Enrique, será solucionado con un relleno sanitario con un aporte del gobierno del presidente Leonel Fernández de $100 mm. Pero falta el aseo y la arrabalización de la 30 de Marzo y Del Sol.

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