Engranaje económico EEUU-China no está para desconectarse
De ganar Trump se correrá el riesgo, de que considere confirmada su “genialidad” y condición de “mejor presidente” de EEUU y sienta libertad para dar rienda suelta a todos sus caprichos y posiciones irascibles.
Seguirá atentando contra el multilateralismo y sus instituciones para poder continuar con su política de dominación global por medio de chantajes y amenazas, imponiendo sus criterios a amigos convertidos en incondicionales sumisos bajo presión y atacando con manipulaciones y mentiras a competidores y “enemigos”.
Biden, lejos de buscar recalentar viejos conflictos, volverá a retomar el proceso de desmontar el que fue más peligroso de todos: Cuba, retomando la Directiva Presidencial de Obama para normalizar las relaciones aumentando su influencia dentro de la misma. Muy posiblemente, después de las “erupciones volcánicas” con Irán y Corea del Norte. Biden podría encontrar espacio para acercar soluciones.
Sofocado el “fuego y la furia” comprenderán que la única posibilidad de guerra en Taiwán es que Washington ignore sus compromisos con Beijing y estimule la loca idea de la independencia de la “Isla rebelde” de China. Míster Pompeo, desempleado, seguramente seguirá parloteando sobre China con cuantas elucubraciones se le ocurran y seguir soñando que constituya su plataforma electoral 2024.
Gane uno u otro, descubrirán que el engranaje económico entre EEUU-China está demasiado imbricado para desconectarse. Se enteraran de que el país ya no puede pretender ser el “primero” y tendrá que acomodarse a la realidad, por más agridulce que les sepa, a un liderazgo compartido.
Igualmente tendrán que “descubrir” que con los altísimos niveles de confort de una clase media china de cientos de millones de individuos, y aumentando, esa población no tiene en su horizonte político ni cambio de sistema ni de gobierno.
Cualquiera de los dos mirará cómo la Unión Europea busca resolver sus discrepancias negociando sin sacrificar relaciones económicas que, cada vez más, son parte de la solución y el camino para el crecimiento. El inquilino de la Casa Blanca, muy temprano, y rápidamente, reconocerá que el potencial y fortaleza de la economía china es imprescindible, única entre las grandes que crecerá éste año.
No basta el resultado de la elección presidencial, hay que observar la composición de las nuevas cámaras del Congreso. Si Trump se reelige y los demócratas obtienen mayoría, no se dude de que terminará enjuiciado y veremos una profunda crisis interna por sus acólitos violentos –los mismos que pueden explotar si pierde la reelección- causando gran inestabilidad para la sociedad estadounidense. Trump está mal electoralmente por el irresponsable manejo de la pandemia, la violencia racial y la división social que ha provocado.
La antesala electoral inmediata no podía ser más tétrica para el presidente, la pandemia desbocada, con cifras records de contagio -95 mil en un día- y mil muertes diarias y la Bolsa de Valores, registrando su peor semana desde marzo –desplome de 6.4% del Dow Jones-. Mi opinión, ojalá pronóstico: Biden ganará y los republicanos pierden el Senado.
Lo deseable e ideal es que la victoria demócrata fuese contundente para, por un lado, poder desmontar rápidamente el andamiaje ultra reaccionario interno y externo y, por otro, neutralizar cualquier brote de violencia facistoide. Trump, derrotado y rencoroso, será muy peligroso hasta la transferencia del poder.