En refugios falta agua y alimentos

En refugios falta agua y alimentos

POR ANSELMO SILVERIO
MONTECRISTI.-
La falta de alimentos, agua potable y medicinas ha provocado desesperación entre niños, ancianos y mujeres embarazadas alojados en 32 refugios improvisados en esta provincia.

Las riadas causadas por la tormenta Jeanne dañaron la mayoría de los acueductos y están fuera de servicio, lo que ha forzado a consumir agua contaminada a numerosas familias de Guayubín, Palo Verde, Los Solares, El Higuero, Villa Sinda, Vigiador, Manzanillo y todos los bateyes y comunidades de la parte baja del Noroeste.

A los refugios el agua llega turbia y maloliente.

Los acueductos resultaron afectados por el desbordamiento del río Yaque y las roturas que sufrieron por lo menos 200 pequeñas represas del Noroeste.

La gobernadora de esta provincia, ingeniera Amalia Grullón, está al frente de los operativos de asistencia, pero por ejemplo las raciones alimenticias no alcanzan para los 7,500 damnificados alojados en refugios.

Las raciones apenas alcanzan para 3,500 de las familias que quedaron sin hogar a consecuencia del desbordamiento del río Yaque.

La gobernadora remitió una comunicación a la Presidencia de la República para explicar las situación imperante en los refugios y en las comunidades noroestanas, pero hasta la fecha no se ha sabido de que haya recibido respuesta.

En la región Noroeste se requiere con urgencia la reparación de los acueductos, mientras las autoridades temen que se produzcan brotes de enfermedades en los refugios, donde prácticamente se han terminado las medicinas y los servicios facultativos son muy precarios.

En el refugio ubicado en el kilómetro 17 de la carretera que une este municipio con Palo Verde hay varios niños y ancianos enfermos. Las mujeres embarazadas no tienen acceso a planes de salud.

Mientras tanto, el local de la comisión provincial de la Defensa Civil fue cerrado en protesta por las penurias que viven los damnificados en los refugios, que según los voluntarios, no tienen alimentos para comer tres veces al día, ni medicinas ni ropas porque lo perdieron todo.

Las viviendas de los damnificados quedaron prácticamente destruidas. Las que quedaron paradas comenzaron a ser reparadas y habitadas.

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