Al exponer ante mandatarios de la región en Guatemala el presidente Danilo Medina garantizó que el país cumple sin lesionar a nadie la tarea de documentar a inmigrantes haitianos. Su enérgico y documentado discurso refutó las falsedades en que se basan acusaciones de racista y autora de apatridia contra República Dominicana, que acaba de eliminar errores al reconocer como ciudadanos a 55 mil hijos de haitianos depurados del Registro Civil con rigor legal, derecho que se extiende a otros muchos miles de sus descendientes. El balance favorable del trato a inmigrantes está corroborado por la opinión pública nacional y entes del exterior. El presidente Medina rechazó con sentido del honor cualquier propuesta de represalias contra el país por ejercer su soberanía.

El país ha mostrado buena voluntad en sus relaciones con Haití y no debe callar ante infundados alegatos de actos racistas ni la versión de sus autoridades de que causa un problema humanitario en su territorio, siendo aquí donde cientos de miles de sus ciudadanos seguirán encontrando la forma de ganarse la vida; siendo este el origen de gran parte de las remesas que recibe esa economía y donde miles de haitianos reciben asistencia médica gratuita incluyendo parturientas; siendo aquí donde se produce gran parte de los bienes que se consumen en Haití, a pesar de que antojadizamente sus autoridades imponen trabas a un comercio que resuelve problemas de subsistencia de esa nación.

INQUIETUD POR LAS OVEJAS NEGRAS

Si las noticias sobre conductas delictivas de oficiales y subalternos de cuerpos militares y policiales han de seguir sumándose a las causas del desasosiego que ya se debe a la delincuencia ordinaria, la seguridad ciudadana no podrá ser otra cosa que una ilusión. Un juego de palabras. La incursión en el crimen de dominicanos investidos de autoridad y poder de fuego no cesa de revelar ausencia de controles en las interioridades de los cuarteles. Se muestra una destructiva vulnerabilidad a la infiltración por malhechores; como si faltara rigor al reclutar o depurar a las membresías. Como si no existiera vigilancia efectiva sobre los comportamientos, a pesar de que se habla de la existencia de tales o cuales departamentos de “asuntos internos” para contener las faltas graves y proteger los nombres de las instituciones.