En respuesta a Jesús de la Rosa

En respuesta a Jesús de la Rosa

LUIS A. SÁNCHEZ
Recientemente leí en el periódico Hoy un artículo escrito por Jesús de la Rosa titulado «Más sobre lo público y privado» donde el autor comentaba lo siguiente: «Uno de los empresarios participantes en el recién celebrado Foro Empresarial por la Calidad de la Educación propuso que el titular de Educación fuera escogido por concurso de oposición, pasando por alto la condición de político de éste como miembro del Gabinete».

Y continuó manifestando: «A propósito de esa ocurrencia, tenemos a bien resaltar que los gobiernos que se han sucedido en las últimas décadas han tenido el cuidado de escoger para dirigir la cartera de Educación a educadores participantes en la vida política».

Lo que se le olvidó al amigo De La Rosa decir es que esa propuesta incluía un acuerdo de todos los políticos del país que mediante resolución pusieran a la Educación con la gran meta nacional y se aprobara una agenda de Estado para este sector. Debo decir que el gran problema de la educación es que ha estado dirigida por educadores políticos que responden al deseo del Ejecutivo y han estado más pendientes a complacer que hacer lo correcto y planificar a largo plazo.

La verdadera razón de que la educación, pese a algunos logros, está en crisis, radica en esta situación y en este tipo de escogencia. Debo informar al autor del artículo que desde hace más de 20 años me he mantenido muy de cerca al sector de educación pública, tratando de aportar esfuerzos e ideas sin recibir paga del Estado o del sector privado.

Durante el 1988 me tocó el privilegio de presidir y organizar Plan Educativo, un esfuerzo del sector privado originado en la Asociación de Industriales de Herrera, pues el sector educativo estaba durmiendo y parece ser conforme con su status quo. Junto a Intec y la Fundación Frederick Ebert convocamos a 80 educadores del país, de los más preparados y preocupados por la situación para realizar un diagnóstico del sector.

Cada mes se publicó un trabajo, lo cual culminó con el Decálogo Educativo que todos los que han estado cerca del sector educativo saben que fue la base del Plan Decenal del 2002 y su fuente de inspiración. Por ello hemos avanzado algo en estos años, pero ha sido poco.

No estoy opuesto a que un educador sea seleccionado para dirigir la cartera, siempre y cuando cuente con los dotes administrativos para dirigir la empresa más grande del país, con más de 85,000 empleados y una cantidad de locales que escapan a la capacidad de no pocas personas. De igual manera, un buen médico no necesariamente puede ser buen director de un hospital. Para administrar se necesitan otras capacidades.

Recuerde también que un buen maestro puede no ser un buen director de escuela. Y en la cartera de Educación se cuenta con los sub- secretarios y técnicos para la parte indispensable de impartir el conocimiento.

El dinero no garantiza la calidad en la Educación, pero sin una inversión adecuada y como manda la ley no podremos lograr las metas que nos hemos propuesto y en esto estamos todos de acuerdo. Sí hemos avanzado, pero no lo suficiente; tengo mucho que aportar en vivencias por mi cercanía al sector pero que prefiero no comentar para no herir a muchos. Mi deseo es que demos el paso adecuado, sin politiquerías, hacia una verdadera educación de calidad, con equidad, ingrediente importante, para así disminuir la pobreza.

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