En Rumanía, las abejas ayudan a la medicina

En Rumanía, las abejas ayudan a la medicina

BUCAREST. Veneno de abeja para tratar la esclerosis múltiple, polen para la digestión, miel como cicatrizante. Rumanía es un país puntero en apiterapia, una medicina alternativa cuyas raíces se remontan a la antigüedad.

«La colmena es la farmacia natural más antigua y sana», dice Cristina Mateescu, dinámica directora del Instituto Rumano de Investigación y Desarrollo Apícola. Ya en la Grecia antigua Hipócrates aplicaba miel para curar las heridas y los romanos calificaban el polen de «polvo que da la vida».

En India, China y el antiguo Egipto, el própolis o propóleo, sustancia resinosa que las abejas obtienen en los brotes de algunos árboles, era también apreciado por sus virtudes cicatrizantes y antisépticas. En Rumanía, país con una naturaleza exuberante surcada por los montes Cárpatos, los productos de la colmena siempre han estado muy presentes en la medicina tradicional. «En mi pueblo, mi bisabuela era curandera y utilizaba la miel. Ella me inspiró», dice a la AFP la doctora Mariana Stan.

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