Vladimir Lantigua Baldera tenía 29 años. Le faltaba demasiado por vivir. Ayer, sin embargo, fue sepultado en su natal San Francisco de Macorís, una provincia en la que el caos se pasea desde el martes pasado, cuando se inició una jornada de protesta por 48 horas reclamando que se condene a los responsables del desfalco millonario detectado en el ayuntamiento durante la administración del ingeniero Félix Manuel Rodríguez y la construcción de varias obras de infraestructura.
Cinco policías, además, han resultado heridos durante la huelga que ayer extendieron por 24 horas y, por tanto, podría cerrar con un saldo más nefasto.
A pesar de los enfrentamientos, cual si el Gobierno no se enterara de lo que sucede en el interior del país, ningún funcionario se ha dignado a hablar sobre lo que está pasando allá. ¿Qué más tiene que pasar para que, como reclaman los huelguistas, vayan algunos funcionarios a darles respuesta acerca de las obras que están reclamando? ¿Nadie puede decirles qué posibilidad existe de que les construyan un hospital regional, les den energía eléctrica, hagan la circunvalación o la carretera ecoturística San Francisco-Río San Juan, por ejemplo?
Puede que el Gobierno no vaya a complacer sus reclamos y que, por ello, calle. Sin embargo, Danilo Medina debería recordar que parte de su responsabilidad es garantizar la seguridad de los ciudadanos. Por ello, tiene que responder ante los reclamos de los francomacorisanos. A pesar de que es tradición, cuesta ver su indiferencia. También la de la Policía que, al parecer, tiró a matar. ¿Es que dejarán eso así? ¡Estamos mal!