En sector  Tamarindo viven rodeados de  lodo y miseria

<STRONG><BR></STRONG>En sector  Tamarindo viven rodeados de  lodo y miseria

Bajo el peligro de los ríos Ozama, Troza y El Tiburón, entre lilas,  malezas  mosquitos y roedores, cientos de familias se desenvuelven en el sector El Tamarindo, en el municipio Este de la provincia Santo Domingo, en una pobreza extrema, ya que para comer siquiera una vez al día es una odisea en este lugar.

Aun en medio de la miseria espantosa en que se viven, los habitantes de este lugar sacan fuerzas suficientes para denunciar que son abandonados por quienes dirigen los destinos del Estado, a los que acusan de acudir a  la zona sólo en temporadas de elecciones.

Los organismos de socorro, específicamente la Defensa Civil, son los únicos que  penetran al área a prevenir y socorrer cuando se producen eventos de la naturaleza.

En ocasiones los  ríos sorprenden a quienes habitan sus alrededores, ya que a varios kilómetros, en la comunidad de San Luis, están represados el Ozama y el Yabacao, de donde sale el acueducto de Santo Domingo Oriental, que bajan crecidos cuando suben las compuertas.

Solamente en el Tablazo se cuentan 150 casas, en total vulnerabilidad, las personas que las habitan, tienen que abandonarlas cuantas veces se producen fuertes lluvias, porque sus techos quedan bajo agua.

“Aquí somos como los pavos, que sólo cuentan para navidad. Nosotros tenemos importancia cada vez que hay elecciones, ahí sí vienen, besan y abrazan”, denunció Víctor Tejada sentado debajo de un árbol, en la zona denominada El Tablazo.

En el fango
Agustina Encarnación, expresa que lleva ocho años de martirio en el lugar, pero lo peor es que no tienen esperanzas de que su situación va a mejorar.

Recuerda que a finales del año pasado, tras el paso de la tormenta Noel, estuvo refugiada en el salón Multiuso, pero que junto a los demás damnificados abandonaron el local bajo la promesa de que a los tres meses  serían llevados a una zona segura.

“También vinieron con zinc, pero lo dieron a quienes tenían sus casas en buenas condiciones, pero a quienes vivimos aquí nos dejaron sin nada, se volvieron promesas y nos dejaron hundidos en el lodo”, expone.

Angelina Zapata, con varios años habitando allí, cree que sólo un milagro del Todopoderoso los salva de la situación de miseria, “ya que las autoridades nada más se preocupan por engrosar sus bolsillos”.

Los mosquitos no dejan dormir a los niños, provocándoles fiebre, dolores de cabeza, que sus padres asocian al dengue, por eso acuden corriendo a los hospitales, donde a varios se les ha diagnosticado la enfermedad.

Andrea Aníbal estuvo refugiada en una iglesia, tras perder su casa por los efectos de Noel. Sin embargo, luego que bajó la marea del río  volvió a construir su casa en el  mismo espacio de vulnerabilidad, ya que ni siquiera tuvo acceso a la madera y el zinc que dieron las autoridades.

María Severino, recibió los 15 mil pesos que entregó el Gobierno a quienes ocupaban escuelas. Pero terminados los recursos a los 90 días, no le quedó otra alternativa que regresar al fango, donde habita con sus hijos.

Con el peso de sus 90 años, José Quiñónez, no duerme, pues su experiencia le dice que en temporada  ciclónica como la actual podrían producirse crecidas repentinas de los ríos y ser arrastrados agua abajo.

“Cuando Noel este rancho duró cuatro días bajo agua, se fueron todos los ajuares que teníamos, por eso usted ve que no tenemos siquiera donde sentarnos”, dijo.

Mientras expresaba a reporteros de este diario su situación, con cuatro piedras y leña, su esposa Cristina Rodríguez salcochaba algo para comer en la cocina, muy cerca de la laguna.

A partir de la presa
La zona del Tamarindo y las Barquitas, tanto del lado de Los Mina como de Sabana Perdida,  se inundan, sobre todo,  cuando suben las compuertas de la represa de los ríos Ozama y Yabacao, en San Luis, de donde se sirve el agua que va a Santo Domingo Oriental.

Juan Antonio García, director de la Defensa Civil, en esa comunidad, señala que inmediatamente el Centro de Operaciones de Emergencia (COE) emite las alertas se dirigen a la represa, ya que de ahí depende la suerte de miles de familias que habitan las márgenes de los ríos indicados.

“Desde que el COE emite alertas para esta zona, de inmediato nos comunicamos con Delfín Rodríguez, director de operaciones para la provincia Santo Domingo, quien ordena las acciones a tomar, por eso nos da tiempo a prevenir y socorrer en caso de emergencia”, explica.

En temporadas de huracanes como la actual, dice, se mantienen monitoreando el área, sobre todo, la  que es considerada de alta vulnerabilidad, ya que los ríos nacen en la zona de Los Haitises, una de las zonas más lluviosa del país.

“Aquí en la presa no podemos descuidarnos, porque de lo contrario se inundarían todos los lugares que hemos mencionado en aproximadamente media hora. De ahí la importancia de este comité de la Defensa Civil y sus relaciones con la presa”, sostiene.

La promesa
El domingo 5 de noviembre el presidente Leonel Fernández anunció lo que denominó «una etapa de reconstrucción nacional» que consistiría en reparar y construir viviendas para los afectados de la tormenta tropical Noel.

Fernández se reuniría al día siguiente  con el equipo de Gobierno y las instituciones que conforman el Centro de Operaciones de Emergencias (COE), en el Palacio Nacional,  para que los funcionarios entregaran los resultados finales de la evaluación de los daños causados por el fenómeno atmosférico.

Al respecto,  el jefe de Estado dijo que a partir de esa evaluación se pondría en marcha una estrategia de Gobierno para orientar a las autoridades hacia un proceso de recuperación.

Manifestó que las autoridades estaban en la identificación de terrenos en áreas que no fueran de riesgo como los que han habitado los damnificados.

Fernández señaló que con la identificación de esos terrenos el Gobierno podrá construir nuevos proyectos de viviendas para evitar en el futuro tragedia como la presentada con el fenómeno tropical. Fernández  ofreció la información durante  la  misa presidida por el cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez, ofrecida por el Gobierno a intención de los fallecidos. Muchos esperan por esa promesa.

Las calves

1. El peligro asecha
Cientos  de familias de El Tamarindo tienen la vida en un hilito, ya que dependen del manejo que se le de a  la presa de los ríos Ozama y Yabacao, en la comunidad de San Luis, en momento que grandes lluvias.

2. Enfermedades
Como consecuencias de la humedad por el fango y la cercanía de tres ríos, los mosquitos no dejan dormir a los niños, que muchas veces padecen de fiebre y dolores de cabeza, cuadro de dengue. Con frecuencia los adultos corren con los pequeños a los hospitales.

Zoom

Cocinan en fogón

El GLP caro
Durante el recorrido por diferentes zonas del sector El Tamarindo se pudo comprobar que muchas familias usan el fogón para cocinar los alimentos, tras considerar que el gas licuado de petróleo está muy caro. Otros señalan que perdieron sus ajuares, incluidos estufas de gas y tanques, durante el paso de la tormenta Noel, el año pasado, y no han podido recuperarlos.

Sin trabajo
De las familias que habitan que los lugares más vulnerables, una buena parte no cuenta con fuentes de trabajo, viven de la solidaridad de  otros que tienen mayores posibilidades o de algún familiar que habita fuera del área.

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