En sociedad dominicana persisten altos rasgos de autoritarismo y machismo

En sociedad dominicana persisten altos rasgos de  autoritarismo y machismo

José Miguel Gómez

El modelo autoritario, machista, que permanece arraigado en la sociedad dominicana, tanto en los estamentos de poder como en las relaciones hombre-mujer, sólo podría desmontarse con un sistema de educación integral que promueva la equidad de género y rompa con la figura del personalismo político, entiende el psiquiatra José Miguel Gómez.

El especialista, autor de la obra “Trujillo visto por un psiquiatra”, enlaza la vigencia de esas conductas a una mentalidad despótica y patriarcal que se enraizó más con los regímenes dictatoriales que se instauraron desde la Primera República hasta el siglo XX.

Gómez, al examinar el fenómeno conductual y sus repercusiones, entra también a un territorio delicado: las religiones. En ese sentido afirma que, desde las creencias religiosas, se afianza el machismo cuando se enaltece la supremacía del hombre sobre la mujer.

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Sistema de creencias

“En todos los años que tenemos de vida republicana, más de la mitad lo han ocupado dictaduras, desde la Primera República hasta Trujillo. Evidentemente eso dejó, en el contexto psicosocial, en el sistema de creencias, en las costumbres y en los hábitos dominicanos, una huella pues todavía, al día de hoy, tenemos vestigios, comportamientos y estereotipos propios de la dictadura.

“Todavía en la República Dominicana persiste la cultura del Jefe, el tú no sabes quién soy yo, todavía aquí hay gente que necesita del poder para lograr estatus social y tener un chofer o un militar a su servicio, o mandar el mensaje de que es una persona con poder, y todavía aquí se logran ascensos o un trabajo a través del poder”, expresó el experto.

Al hacer esas afirmaciones Gómez destacó que el autoritarismo sigue enquistado en las élites de poder.

“El jefe, el elitismo, el caudillismo, el autoritarismo, la búsqueda de la notoriedad del poder, y el depotismo, son expresiones del autoritarismo que, al día de hoy, no hemos podido avanzar ni desmontar”.

El personalismo monolítico

Gómez señala que el autoritarismo y el culto a la personalidad son tan fuertes, que pese a los avances democráticos que ha logrado el país, aún permanecen vigentes.

En el contexto político expresó que el liderazgo político dominicano todavía no ha podido despojarse del caudillismo, y centran su poder en el personalismo, en las figuras mesiánicas, redentoras, que sí salvarán al país del abismo que dejan otros.

A su entender, la ruptura total con ese modelo se lograría con una sociedad civil cada vez más empoderada.

Machismo y educación

Gómez explica que desmontar la cultura machista y patriarcal ha sido difícil en el país porque se ha invertido muy poco en los sistemas integrales de educación, en el fortalecimiento y defensa de los derechos de las mujeres.

“En el país se siguen sustentando inequidades de género, todavía aquí las mujeres ganan menos que los hombres en un mismo puesto, aquí le cuesta mucho a una mujer abrirse un espacio y mantenerse, porque le cierran el camino, la excluyen, la acosan”.

En ese sentido dijo que, cada vez que una mujer, en términos políticos, se va acercando al poder, no puede llegar… ni puede mantenerse.

“Entonces eso refleja que para nosotros cambiar la cultura del patriarcado y del machismo vamos a tener que implementar sistemas integrales de equidad y de derechos, y desmontar un sistema de creencias. Las creencias son pensamientos estructurados, formas de pensar que se convierte en verdades y la gente las cree como propias”.

“Ese micromachismo se sustenta diciendo aprende a cocinar para que puedas retener a un hombre, pórtate bien para que dure mucho tu matrimonio, sé sumisa y tolerante, no discutas, no demandes, y a veces las mujeres repiten ese discurso, y es la estructura familiar que le dice al muchacho no arregles la cama, no pongas la mesa, no friegues porque son cosas de mujeres”.

Sin embargo, Gómez admite que la sociedad ha ido cambiando, que los roles de hombres y mujeres no son los mismos de hace 30 o 40 años, pero que todavía quedan muchas cosas por transformar.

A pasos lentos van los cambios sociales con relación a los modelos autoritarios

Elitismo, capillas, grupos

En el contexto político el psiquiatra José Miguel Gómez plantean que, una de las murallas que frena el tránsito hacia un sistema democrático y liberal es la vigencia del elitismo, de los grupos que se anidan alrededor del poder.

No se acepta el disenso

En la patología social dominicana esos grupos excluyen a los que piensan diferente, a los que tienen disensos, y no solamente en el ámbito de los partidos políticos, porque también ocurre en los gremios, en los trabajos, y en las agrupaciones religiosas, refirió.

Mujeres y política

Gómez expresó que en todo el hilo conductor del autoritarismo y el machismo hay discriminación contra las mujeres. “Todavía aquí hay discriminación de género, hay dominicanos que piensan que una mujer no puede ser presidenta, y las mujeres se lo creen”.

Grupos religiosos

Las organizaciones religiosas deberían revisar las posiciones que mantienen y defienden sobre la relación hombre-mujer, afirmó el especialista al destacar que deberían tener más apertura, menos discriminación hacia las mujeres y bajarle el tono la supremacía del hombre. En ese contexto dijo que la inclusión de las mujeres es fundamental.

Patrones repetidos

Gómez enfatiza que no se puede negar cambios de roles en las relaciones hombre-muje, pero reitera que hay patrones aprendidos que se esparcen en el tiempo.

“Se esperaba que el hombre fuera macho, dominante, activo, fuerte, proveedor, mujeriego, bebedor, quien tomara las iniciativas.. De la mujer se esperaba que que fuera pasiva, sumisa, tolerante, para servirle a la familia y al marido, de pocas iniciativas sociales y poco demandante, y anulada en el rol sexual”.Esos roles, dijo, estuvieron presentes hasta la década de los 80, cuando la sociedad comenzó a abrirse y la independencia económica de las mujeres impuso nuevas dinámicas.

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