En sólo cien palabras

En sólo cien palabras

Algo terminó ayer con la captura del dictador iraquí.

Lo difícil es precisar qué terminó realmente.

La ocupación de aquel país, no.

La mentalidad y divisiones de ese pueblo, tampoco.

La violencia no terminará, advirtió Bush.

Tampoco terminarán los múltiples terrorismos, incluyendo el de Estado, capaz de inmensos crímenes como esa «guerra» con bombardeo de poblaciones civiles.

No terminan la opresión ni la injusticia. Seguirán atropellando.

Ni siquiera termina Sadam, reo ahora de la «justicia infinita».

No termina la ignorancia que tenemos en Occidente, donde se confunden mundo árabe y musulmán.

Tampoco termina la aberración de confundir «cristiandad» con Occidente.

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