POR EMILIO LAPAYEE
Aquellos sí eran dictámenes, realmente inapelables.

Hasta el día de hoy, pasado tanto tiempo, siguen acatados por toda Corte y fiscalía.

La Suprema actual, que suscitó efímeras esperanzas, se desdice tranquilamente para mantener el atropello contra  Dimargo, sentenciado por Balaguer.

Hasta el embajador francés lo sabe.

Ahora publicarán documentación norteamericana sobre la restauración de Balaguer, que sigue asombrosamente vigente…

Diplomáticos presionan para que se castiguen desfalcos  pero antes habrá que establecer responsabilidades, culpabilidades y, especialmente, localizar inmensos bienes dizque «perdidos».

Todo eso jamás lo hará nuestra Justicia, que es la de Balaguer,la de ellos, de siempre. Cómplices, valedores, beneficiarios.

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