POR EMILIO LAPAYESE
En este aniversario de la Restauración el mundo ya es completamente distinto al de entonces. Mientras unos todavía renuevan sus esperanzas, la deserción de muchos se multiplica.
Todavía llorando la dantesca tragedia del mal llamado naufragio de Nagua, detuvieron otra yola con un centenar de fugitivos del paraíso.
La soberanía que querían los restauradores queda muy lejos de la colonización global de hoy. La gente huye de este paraíso hipotecado, vendido, concesionado. Aunque ciertamente paraíso sean nuestras playas.
Tan feraz y fecunda es esta nueva tierra que exporta miles de millones de dólares. Sin impuestos, sin un recibito. Alguien pagará.
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