En SPM erigieron el primer monumento a los patricios

En SPM erigieron el primer monumento a los patricios

El 27 de Febrero de 1911 se inauguró en  San Pedro de Macorís el primer monumento erigido en el  país en honor a los Padres de la Patria.

En una sesión ordinaria de la Sala Capitular que se hizo  el 20 de febrero de ese año, su presidente,  Enrique Valdez, le pidió al inspector de Escuelas “que pasara invitación a todas las escuelas para que todos los niños asistieran el día 27 del corriente a la consagración del monumento a los Padres de la Patria” (Pág. 271, libro de Actas No. 10).  

Ubicado en el antiguo parque Salvador Ros, hoy “Padres de la Patria”, frente a la Catedral “San Pedro”, este monumento fue levantado gracias a la iniciativa de una denominada Junta Patriótica, que contó con el apoyo económico, claro está, del cabildo  de San Pedro de Macorís, que cooperó, según consta en acta, con más de dos  mil pesos en materiales de construcción, que para la época era una suma extraordinaria.

En la parte occidental del monumento, que es donde está el busto de Duarte, se lee: “La Provincia Macorís a los Padres de la Patria 1911”.

Antes de la inauguración,  J.H. Docoudray le había pedido al cabildo, en carta pública a través del Listín Diario que pusiera   los nombres de Duarte, Sánchez y Mella a las principales calles de la ciudad.  Y para diciembre de 1907, Félix Lluberes le había recomendado al cabildo  que buscara la forma de cómo glorificar a Duarte, a Sánchez y a Mella (Pag. 496, libro de Actas No. 8).

Para el día inaugural no se pudo contar, como se había planificado, con el alumbrado de carburo, ya que, según el regidor Eduardo Ramírez, no se encontró en Santo Domingo el aparato que necesitaban.  San Pedro de Macorís tuvo  luz  eléctrica a finales de 1912.

Con los fuegos artificiales que se iban a usar ocurrió lo siguiente:  el cabildo  había contratado con unos hermanos pirotécnicos en Santo Domingo la elaboración de una cantidad equivalente a 100 pesos, de los cuales se les avanzaron 40.  

Mientras uno de esos hermanos confeccionaba parte de esos fuegos artificiales, se produjo un accidente y perdió uno de sus brazos.    La Sala capitular decidió no cobrarle los 40 pesos abonados por razones de humanidad (Pag. 272, libro de Actas No. 10).

Es posible que por esos inconvenientes hubiera la necesidad de cambiar de horario el momento de la inauguración.  Esto produjo otro problema: la asistencia a ese acto tan solemne fue muy reducida.   Ese mismo día se iba a inaugurar el nuevo y majestuoso Parque del Cuerpo de Bomberos Civiles de la ciudad.   Y allí había comida y bebidas en abundancia.

Según oí una vez al eminente  César De Wind Lavandier (Chiquitín), la mayoría del pueblo prefirió irse, en lugar de aquella, a disfrutar de esta última inauguración, donde se dio cita una gran parte de la comunidad de extranjeros que poblaban al San Pedro de Macorís de aquellos años ya mencionados.

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