En su visita a Líbano: Papa llama a judíos, cristianos y musulmanes a «erradicar» fundamentalismo

<STRONG>En su visita a Líbano: Papa llama a judíos, cristianos y musulmanes a «erradicar» fundamentalismo</STRONG>

HARISSA, Líbano. AFP. El papa Benedicto XVI llamó a judíos, cristianos y musulmanes a «erradicar el fundamentalismo religioso», al que calificó de amenaza «mortal», cuando la religión se encuentra en el centro de manifestaciones a veces mortíferas contra una película islamófoba.

En la Exhortación apostólica -conjunto de directivas a los obispos de Oriente- que firmó el viernes por la noche en San Pablo de Harissa, cerca de Beirut, primera etapa de su viaje a Líbano, Benedicto XVI afirma que este fundamentalismo «aflige a todas las comunidades religiosas y rechaza la convivencia secular» que caracteriza a países como Líbano.

El fundamentalismo «quiere apoderarse, a veces con violencia, de la conciencia de cada uno y de la religión por motivos políticos», advirtió el Papa, sin apuntar únicamente al integrismo islamista. «Hago un llamamiento apremiante a todos los responsables religiosos judíos, cristianos y musulmanes de la región, para que se esfuercen por (..) poner todo en obra para erradicar esta amenaza que toca indistintamente y mortalmente a los creyentes de todas las religiones».

«Utilizar las palabras reveladas, las Escrituras santas o el nombre de Dios, para justificar nuestros intereses, nuestras políticas tan fácilmente complacientes, o nuestras violencias, es una falta muy grave», añadió.

Según el Papa, «las incertidumbres económico-políticas, la habilidad manipuladora de algunos y una comprensión deficiente de la religión, entre otros, nutren el fundamentalismo religioso». Violentas manifestaciones estallaron a través de Oriente Medio, incluido en Trípoli, en el norte de Líbano, en contra de la película «Innocence of Muslims» («La Inocencia de los musulmanes»), cuyos extractos son emitidos en internet denigrando al islam.

La Exhortación Apostólica «Iglesia en el Oriente Medio» se firma después de dos años de sínodo de los obispos de Oriente Medio que se había celebrado en el Vaticano en el otoño boreal de 2010, justo antes de la «Primavera Árabe».

Este documento insiste en la presencia ancestral de cristianos como «parte integrante» de Oriente Medio, una «laicidad sana», el rechazo a la violencia, la voluntad de luchas contra «las estrategias que tienden hacia un Oriente Medio monocromo», la «gestión transparente» de las finanzas de las Iglesias, la acogida de refugiados cristianos e inmigrantes.

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