En terreno y reglas del enemigEn terreno y reglas del enemigoo

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Eusebio Rivera Almodóvar

La frase “los pueblos tienen los gobiernos que se merecen” (J. de Maistre) se modera o radicaliza con dos diferentes expresiones: “La gente tiene los gobernantes que se le parecen” (A. Malraux) y “Pueblo que soporta a un tirano, lo merece” (J. Martí).
La mayoría de los analistas de nuestra realidad económica y social coincide en reconocer las habilidades de algunos líderes que nos gobiernan para simular honestidad mientras protagonizan salvajes actos de corrupción y algunos intelectuales denuncian el blindaje constituido por fiscales y jueces mayoritariamente nombrados o electos conforme a sus afectos, simpatías o compromisos políticos con los gobernantes. Algunos medios de comunicación responsablemente publican violaciones a nuestras leyes apañadas en sobornos a, y de, funcionarios del Gobierno o legisladores, recibiendo a cambio una gélida indiferencia institucionalmente orquestada y que abarca estamentos policíaco-militares que, como buenos subalternos, bailan la música que tocan sus superiores.
Luce difícil, por no decir imposible, un cambio definitivo y rápido, aún ponderando las esperanzadoras luchas y pronunciamientos de la sociedad civil, encabezados hasta ahora por el movimiento Marcha Verde. No hay aparente salida institucional porque los tres poderes del Estado están en manos de un partido dominante y la violencia o luchas fratricidas ya no encajan en el presente siglo. El modelo democrático asigna al pueblo la soberanía, que puede y debe ejercer a través de su voto, pero desgraciadamente las juntas centrales electorales también caen en manos de los gobiernos y el clientelismo embarra las elecciones.
Antes del 2020 esa es la tarea: convencer al pueblo de que es soberano y romper la maldición de elegir o tener gobernantes que realmente no merecemos.

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