ROSA ALCANTARA
r.alcantara@hoy.com.do
Más de 100 personas muertas y cerca de 400 heridas, ha sido el resultado de las últimas nueve campañas electorales celebradas en el país desde 1986 a 2006.

Por eso no es casual que en estos días diversos sectores nacionales hayan advertido que, la baja calidad del debate político en las altas instancias dirigenciales,  podría generar violencia física en la militancia.

La agresión  física en campaña se lleva de paso principalmente a los militantes de los partidos políticos que se fanatizan, como también a personas que no tienen nada que ver con las actividades partidarias,  pero que, lamentablemente, han estado en el lugar y el momento equivocados.

 Sin embargo, la historia ha demostrado que al final de cuenta los líderes y las entidades partidarias que siguieron las víctimas,  logran entendimiento cuando ven que sus intereses políticos  están en juego.

Las tragedias ocurridas en las campañas suceden  a pesar de que los principales partidos políticos,  Revolucionario Dominicano (PRD), de la Liberación  Dominicana (PLD) y Reformista Social Cristiano (PRSC), han firmado pactos y acuerdos denominados de  “caballeros”.

Las víctimas. Pocos casos han sido esclarecidos por las autoridades policiales y judiciales.

Sólo quedan las secuelas de los vivos: dolor, lamentos, hijos huérfanos y padres en sufrimiento.

Aunque las estadísticas registran que desde 1994 a la fecha se ha reducido el número de víctimas en las   campañas,  se evidencia que aún persisten los hechos violentos que ocurren, entre otros escenarios, en discusiones políticas durante la colocación de vallas publicitarias, coincidencias  en las actividades como en los caravaneos, bandereos, entre otros.

En 1996, el país vivió un largo período de campaña por la celebración de una segunda vuelta electoral en la que resultó ganador Leonel Fernández, frente a  José Francisco Peña Gómez.

Acuerdos. Los más sonados acuerdos electorales han ocurrido en los años 1994, 1996 y 2006.

En 1994  se celebró el Pacto por la Democracia, mediante el cual se convino en reducir el mandato del presidente Balaguer a dos años, tras las denuncias de fraude electoral por el  Partido Revolucionario Dominicano. 

 En 1996, los antagónicos partidos de la Liberación Dominicana y Reformista Social Cristiano se unieron en un Frente Patriótico para cerrarle el paso al doctor  Peña Gómez, y en 2006 se produjo la  alianza rosada entre el PRD y el PRSC, dos  partidos que históricamente vivieron enfrentados.

En la actualidad. El proselitismo político comenzó de manera extemporánea y en la medida que se acerca el 16 de mayo el debate verbal se va tornando más agresivo. Las consecuencias comenzaron a reflejarse.

El pasado domingo, tres personas  resultaron heridas durante una caravana del PLD en enfrentamiento con militantes del PRD.

En las pasadas campañas la violencia ha ocurrido en los meses próximos de las elecciones. Sin embargo, el país vive desde el 2007 en un intenso activismo político. 

Los enfrentamientos se producen esencialmente entre militantes de los tres partidos mayoritarios del país PRD, PLD y PRSC.

 Spots  incitan violencia. Expertos en asuntos políticos analizan que los spots de los candidatos presidenciales del PRD y del PLD, Miguel Vargas Maldonado y Leonel Fernández, no aportan a que se eleve el debate. Por el contrario, contribuyen a que se exacerben los ánimos de   los militantes.

Sectores preocupados.  Han pronunciado su voz de alarma por el ritmo que lleva la campaña los sectores eclesiásticos. de la sociedad civil, empresarial y la JCE.

Abogan porque la campaña sea de contenido, y que los candidatos en vez de descalificar a sus contrincantes hagan propuestas. 

El protagonista

Jose Antinoe Fiallo
antinoe@hotmail.com

RESPETO

El historiador y politólogo  José Antinoe Fiallo recomienda a los militantes y dirigentes  poíticos  a hacer un esfuerzo para que no haya coincidencia de las actividades proselitistas.

Entiende que en caso de que esto suceda se deben respetar los espacios y los planteamientos de los demás. Advierte que la estrategia de afectar imágenes y la utilización de terminologías agresivas se traslada a la gente de la calle traduciéndose entonces en violencia física.

Señala que la gente debe  exigir a los candidatos solución   a sus problemas y los partidos deben canalizar sus acusaciones por la vía legal y judicial.