En una ceremonia en extremo íntima, sin los hijos ni amigos cercanos, sepultaron a Román

En una ceremonia en extremo íntima, sin los hijos ni amigos cercanos, sepultaron a Román

Santiago
Sin sus hijos ni sus amigos más cercanos, en una ceremonia extremadamente íntima y breve que estuvo rodeada de fuertes medidas de seguridad, fueron sepultados ayer en el Parque Cementerio Jardines del Recuerdo los restos del reo Adriano Román, quien pagaba dos condenas de 20 años por las tentativas de homicidio contra su exesposa Miguelina Llaverías y el abogado que la defendía, Jordi Veras.
El féretro salió de la Funeraria Blandino, donde fue velado, a las 10:45 de la mañana en una caravana de 4 vehículos. Inmediatamente entraron al camposanto, ubicado en el sector la Otra Banda de esta ciudad, las grandes puertas se cerraron para todos los medios de comunicación.
En el espacio que cubría el área donde sería sepultado se dispusieron 10 sillas blancas y un podio para la ceremonia, que duró unos 10 minutos. Luego se vio a tres personas, que no fueron identificadas, dirigirse a los presentes.
Momentos después unos cinco empleados del cementerio se dispusieron a bajar el cuerpo hasta la bóveda, ubicada muy cerca de la entrada del camposanto, donde reposará Román.
Esta bóveda tiene un costo de 100 mil pesos, con una tarifa anual de 30 dólares para el mantenimiento.

Primera esposa. Ningún hijo de Román asistió al sepelio pero sí fue la madre de la primera hija que tuvo Adriano Román, Adriana Román, quien vive en los Estados Unidos.
Los pocos curiosos que se apersonaron en la entrada del parque comentaban y se preguntaban si los hijos de su exesposa, Miguelina Llaverías, llegarían al lugar. Sin embargo, no lo hicieron.
Las redes. Mientras Román llegaba a su última morada las redes sociales se pronunciaban sin piedad sobre la muerte de este hombre que pasó sus últimos 12 años en prisión por las tentativas de homicidio contra Llaverías en el 2005 y Veras en el 2010. Veras fue el abogado que logró que Román fuera condenado a 20 años de prisión, el 25 de mayo del 2007, por ordenar el asesinato de su exesposa.
Uno de los que escribió, a través de Facebook, fue el periodista Osvaldo Nelson Hernández Cruz, quien recordó el infierno que había vivido Llaverías. “Yo fui de los primeros periodistas santiagueros en enterarse y reportar prontamente por la radio, en el año 1978, las torturas que aplicó esa bestia a su esposa Miguelina Llaverías, una de las mujeres más bellas que tenía Santiago de los Caballeros”.
Las palabras de Hernández Cruz obligan a recordar el momento en que Llaverías se casó con Román en el año 1964: tenía 17 años.
A partir de ese momento su vida no fue fácil y, por ello, Avelino García afirmó que “Adriano Román, el sujeto que murió en Santiago ayer, no era fácil”. Y es que, tal como detalló, en el año 1978 Román la torturó y luego le ordenó a un empleado de su finca que la violara.
García se quejó además que Román usaba su influencia y su dinero para dilatar el proceso judicial en su contra.
Otros hechos. Los intentos de homicidio contra Llaverías y Veras no fueron las únicas acusaciones que pesaron contra Román. Las primeras fueron por la violación de una niña de 11 años en 1975, cuya denuncia fue retirada luego por la madre; y la de otra de 12 años en 1978. El segundo caso también se diluyó.
En 1997 Adriano Genaro A. Pérez (Yoryi) lo sometió por amenaza e intento de incendio por los daños que Román ocasionó en un local comercial que le alquilaba y que él mandó a incendiar para forzar a Pérez a desocupar el inmueble.
En el 2005 lastimó a su propio hermano, Pablo Narciso Román, a quien atacó echándole ácido del Diablo y sometiéndolo a descargas eléctricas con un aparato.

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