En una era de terrorismo, la seguridad es relativa

En una era de terrorismo, la seguridad es relativa

WASHINGTON.- En el tren subterráneo unas semanas después de los atentados explosivos en Madrid, noté un paquete bajo un asiento. Pregunté a otros pasajeros, pero nadie reclamó el objeto. Miré dentro del paquete y vi algunos documentos y un objeto cuidadosamente envuelto del tamaño de una toronja. El tren entró en la estación Metro Center, la principal del servicio en Washington. Contemplé que pudiera estar a punto de recoger una bomba, pero ya había sido lo suficientemente estúpido para mirar dentro, de manera que me llevé el paquete, lo puse en una banca e informé a la administradora de la estación. Agentes aparecieron rápidamente, mientras los trenes continuaban transitando y la gente seguía pasando.

Cuando vi primero el paquete, )debía haber usado el intercomunicador de emergencia paara alertar al conductor? )El debería haber detenido el tren y desalojado a todos? Cuándo avisé a la administradora, )ella debería haber cerrado la estación, interrumpiendo todo el sistema? Si hubiera resultado ser una bomba, los expertos que analizaran el desastre posterior habrían dicho que la administradora de la estación y yo fuimos unos tontos por no presionar el botón de pánico. Pero )qué hubiera pasado si un tren lleno de gente frenética hubiera sido desalojado hacia un túnel oscuro con una vía de alto voltaje, todo debido a una toronja cuidadosamente envuelta?

Este es un ejemplo de los límites prácticos para la seguridad en el mundo posterior al 11 de septiembre. Con la introducción de sofisticadas inspecciones en los aeropuertos, búsqueda de bombas en el equipaje, retenes de seguridad en las entradas de los edificios, mejores controles de pasaportes, «fronteras inteligentes» con computadoras mejoradas y escáners de identidad, y cientos de detectores de radiación y armas biológicas instalados en áreas urbanas, la seguridad ha mejorado significativamente en sólo tres años. Este verano, los residentes de Nueva York y Boston están viendo muchas patrullas extra, perros que olfatean en busca de bombas y simulacros policiacos, en preparación de las convenciones políticas.

Pero parte de lo que se ha estado haciendo es primordialmente sicológico: hacer a la gente sentirse más segura, sin importar si realmente lo está. Y aunque el gobierno debe intentar cualquier idea razonable para contrarrestar el terrorismo, en la siguiente ronda de mejoras de seguridad habrá límites serios para los aspectos prácticos y de costo.

Consideremos la seguridad en los trenes. Recientemente la Administración de Seguridad en el Transporte ensayó la revisión de los pasajeros de Amtrak en la parada de New Carrollton, Maryland. Los usuarios caminaron uno por uno a través de un aparato que olfatea el aire en busca de moléculas asociadas con explosivos. Probablemente cualquiera que llevara una bomba habría sido detectado. Pero Amtrak tiene unas 500 estaciones, la mitad de ellas escalas carentes de personal. Añadir detectores de bombas, además de personal, a cada estación representaría un gasto importante.

La nueva parada de New Carrollton es una estación suburbana tranquila que maneja unos mil pasajeros al día. El sistema de trenes subterráneos de Washington transporta a medio millón de pasajeros diariamente. Muchos entran en estaciones céntricas que albergan a muchedumbres; hacer a todos caminas a través de máquinas detectoras sería increíblemente engorroso. El sistema de trenes subterráneos de Nueva York transporta a 3.8 millones de pasajeros al día, que abordan en 468 estaciones. Registrar a todos los usuarios sería una pesadilla logística, aun cuando el costo no fuera tema de discusión. Muchas estaciones neoyorquinas necesitarían una reingeniería costosa, y las filas de las personas se extenderían hasta las escaleras.

Y el costo sí es un tema de discusión. Se han gastado unos 11,000 millones de dólares para mejorar la seguridad de las aerolíneas estadounidenses desde el 11 de septiembre del 2001. Las aerolíneas transportan a alrederod de 1.5 millones de pasajeros diarios. Con el sistema de trenes subterráneos de Nueva York transportando más del doble de esa cantidad, el registro podría costar el doble que lo gastado en la seguridad aérea.

Quizá hay una forma de evitar el registro de pasajeros de trenes subterráneos. A partir de julio, la policía de tránsito de Boston revisará a mano los paquetes de lo viajeros en su legendario sistema de trenes. Los usuarios seguirán abordando sin ser registrados. Agentes, algunos con perros que olfatean explosivos, recorrerán los vagones y pedirán a los pasajeros que abran paquetes, portafolios o mochilas, ya hay una penosísima disputa legal sobre si los agentes deberían revisar a quienes se ajusten a perfiles de terroristas, o hacer revisiones al azar: es decir, ordenar que una abuela muestre qué hay en su bolsa mientras ignoran al joven de apariencia cercanoriental con la mochila a la espalda.

Dejemos de lado los aspectos legales y concentrémonos en lo práctico. El sistema de Boston tiene 247 agentes de tránsito, sólo una fracción de los cuales estarán en los trenes en cualquier momento dado. )Cuáles son las probabilidades de que los agentes se topen con la persona, entre cientos de miles, que está transportando algo peligroso?

La gente se sentirá más segura sabiendo que los agentes están ahí, y hacer a la gente sentirse más segura podría ser lo segundo mejor después de la seguridad real. En los meses posteriores al 11 de septiembre, unidades de la Guardia Nacional en uniformes de batalla patrullaban los aeropuertos: esos trajes de camuflaje difícilmente habrían ayudado a los integrantes de la Guardia a confundirse con los vacionistas. Oficiales son rifles de asalto ahora recorren Times Square, aunque las probabilidade sde que un rifle de asalto sea necesario son escasas.

Amtrak ahora demanda que los compradores de boletos muestren una licencia de conducir o una identificación similar. Quizá esto detecte a una persona trastornada, pero los atacantes del 11 de septiembre se aseguraron de que sus papeles estuvieran en orden. Muchos edificios de oficinas ahora solicitan que los visitantes muestren una licencia de conducir, la cual un empleado de escritorio mira superficialmente. Durante la Convención Nacional Demócrata en julio, la policía cerrará gran parte del sistema de autopistas en el centro de Boston.

)Cuánto se ha gastado en acción real? Steven M. Kosiak, analista del Centro para Evaluaciones Estratégicas y Presupuestarias, un grupo de investigación de Washington, estima que desde el 11 de septiembre del 2001, se han invertido unos 26,000 millones de dólares en mejorar la seguridad de la infraestructura crítica en Estados Unidos. La seguridad interna en general (personal y preparación así como infraestructura) es una línea de 41,300 millones de dólares en el actual presupuesto federal, y el Presidente George W. Bush ha solicitado 47,400 millones de dólares en el año fiscal 2005, una solicitud que incluye asignaciones como 3,600 millones de dólares para almacenar vacunas y antídotos. El gasto antiterrorista interno es ahora casi 10 veces superior al presupuesto final del Presidente Bill Clinton para ese rubro. Sin embargo, el año pasado un informe del Comité de Relaciones Exteriores indicó que la seguridad interna estaba drásticamente subfinanciada.

El senador John Kerry, el potencial candidato presidencial demócrata, dice que quiere que ese gasto sea aún más alto. Propone 100,000 bomberos más, 5,000 nuevos agentes policiales adiestrados específicamente en antiterrorismo, fondos especiales para los estados y las ciudades siempre que se emita una alerta de seguridad de nivel naranja y otras nuevas inversiones.

Pero el dinero para más seguridad debe ser sopesado contra otras prioridades. El estudio del Consejo sobre Relaciones Exteriores, por ejemplo, señaló: «Sólo 10 por ciento de los departamentos de bomberos en Estados Unidos tienen el personal y el equipo para responder al desplome de un edificio». Sin embargo )la mayoría de los departamentos de bomberos deberían tener equipo con valor de millones de dólares para hacer frente al desplome de un edificio, cuando las probabilidades de que esto suceda en cualquier lugar, incluso en una gran ciudad, son pequeñísimas?

Mejoras adicionales en la seguridad podrían resultar imprácticas, o amenazas a la libertad. )Los pasajeros de los autobuses debieran ser registrados? Israel, la nación más consciente de la seguridad, ha encontrado casi imposible de impedir los ataques en autobuses. )Todos los autos debieran ser inspeccionados antes de entrar en los estacionamientos? En 1993, el primer ataque en el World Trade Center involucró una camioneta bomba en el estacionamiento. (Los autos que entran en los estacionamientos en muchos edificios federales son inspeccionados ahora; esto no se hace en la mayoría de los estacionamientos comerciales debajo de rascacielos privados.) )Todos deberían portar una tarjeta de identidad con datos «biométricos» codificados en ella?

Las consideraciones económicas son igual de apabullantes. Kosiak estima que se han gastado 407,000 millones de dólares tras el 11 de septiembre, una cifra que incluye las operaciones militares en Afganistán e Irak. Si la estimación es correcta, entonces más de un 1 por ciento del producto interno bruto desde el 11 de septiembre se ha destinado a mejoras de seguridad y a las guerras en Irak y Afganistán. La prosperidad nacional ha declinado ligeramente como resultado.

Las capas de seguridad extra también abruman a la economía. Los retenes refrenan el movimiento de bienes; las inspecciones complejas de los embarques elevan los costos de procesamiento; la restricción de ingreso a Estados Unidos de 99.9999 por ciento de los ciudadanos extranjeros que no representan peligro es mala para el turismo, para el movimiento del capital intelectual y otros aspectos de la economía. Una razón de que Estados Unidos haya prosperado es que invirtió fuertemente en eliminar la fricción para la economía haciendo al comercio, los viajes y las transacciones tan convenientes como era posible. Desde el 11 de septiembre, «hemos estado intensificando la fricción», señaló Brian Michael Jenkins de la RAND Corp.

Consideremos el movimiento de embarques. Unos 20,000 contenedores de embarques diarios llegan a los puertos de Estados Unidos, y quizá un 1 por ciento es inspeccionado. Unos 250 millones de contenedores de embarques están en movimiento alrededor del mundo. Se cree que la CIA ha concluido que es mucho más probable que una bomba atómica rudimentaria u otra arma terrorista llegue a Estados Unidos vía un contenedor de embarque que en un misil lanzado por un país rebelde.

Pero 20,000 contenedores diarios no pueden ser inspeccionados totalmente sin refrenar significativamente la economía. El Departamento de Seguridad Interior tiene un programa para colocar inspectores estadounidenses en puertos extranjeros como el de Rotterdam y el de Singapur. Pero hay un límite práctico a cuán seguro puede ser el embarque de mercancías, así como hay límites prácticos a muchas ideas para mejorar la seguridad.

En un mundo de 6,000 millones de almas, todo lo que se necesita es una persona al día dispuesta a suicidarse para causar daño y sostener la sensación de que la civilización está en peligro. Los gobierno seguirán tratando de mejorar la seguridad pública, pero no importa cuánto se gaste, podría haber un límite a comprar seguridad contra esa persona.

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