Ídolo de barro
Si sube como palma, cae como coco. Ese dicho lapidario le cae como anillo al dedo a ciertas figuras artísticas que han surgido como de la nada y se han esfumado como por arte de magia.
Algunos jóvenes artistas se han colocado en la cresta de la fama vernácula y otros han trascendido a nivel global.
No soy un perito de la conducta humana ni nada que parezca, pero mi buen juicio y mis años de experiencia me indican que éstos, por el afán desmedido de ver su luz brillando, buscan el camino más corto, y no el de sacrificio.
El camino corto lleva a la droga, alcoholismo, promiscuidad, al egocentrismo y al creer que está acabando.
La autopista del sacrificio es más larga, y tal vez espinosa, pero es más segura, te lleva a buen puerto y por tus propios méritos. Hay muchos ejemplos a seguir de los que ya han transitado por la autopista: Juan Luis Guerra, Eddy Herrera, Sergio Vargas, El Torito, Miriam, Xiomara Fortuna, etc.
También hay innumerables artistas que no son un buen ejemplo a seguir. Todo el mundo los conoce. Son como ídolos de barro.