Cristo, el mejor orador

El mejor orador del mundo era Jesucristo. Hay infinidades de pasajes bíblicos que aseveran lo dicho. Para ser un buen orador, la persona tiene que tener algunas características y algunas de ellas son: conocimiento y credibilidad, comunicación verbal y no verbal, elocuencia y dinamismo, entre otros. Para citar un ejemplo, tenemos el discurso que pronunció Jesucristo en el monte al ver la gran multitud que le seguía, que, de acuerdo con el evangelio Mateo, se le llamó “El Sermón de la Montaña”. Allí Jesús de Nazaret hablaba con “conocimiento” de causa y con autoridad, y transmitía mucha “credibilidad”. Era un maestro de la dialéctica y de la “comunicación hablada” y gestual, y dejó a esa audiencia sorprendida y asombrada. Imagínense, tenía que ser muy buen orador para cautivar, conmover y convencer al auditorio con su “elocuencia” todo el tiempo del discurso. Y casi dos mil años después, Yaqui Núñez del Risco popularizó la frase que dice: “Improviso las palabras, pero no las ideas”, y eso hacía Jesús. Finalmente, les exhorto a todas las personas, principalmente a políticos, comunicadores, locutores, empresarios, sindicalistas que emulen Jesucristo… pero en todo, en todo.