Uno de los logros más importantes que ha hecho la corriente Nueva Generación que milita a lo interno de Acroarte ha sido la inclusión, en los Estatutos, de un artículo que prohíbe la reelección presidencial.
Como consecuencia de una crisis que llevó a los tribunales de la República a Acroarte y en la que éste resultó ganancioso, fue electo en el 2001 el periodista Miguel A. Rivera, primer presidente del movimiento. Yo era su secretario general.
En la primera Asamblea General se le realizaron grandes cambios a la carta magna de la entidad, y se incluyó el artículo número 36 prohibiendo la reelección del presidente para el periodo siguiente.
Es así como la Asociación de Cronistas del Arte se ha convertido, para no decir que es la única, en una de las pocas organizaciones que no permite que un presidente se perpetúe en el poder, ya que la perpetuidad es por esencia algo antidemocrático.
El principio de la alternabilidad es el que posibilita lo democrático, la pluralidad, como la hay en Acroarte desde 2001.
Y el movimiento buscaba la alternabilidad de poder.
Luego de Miguel A. Rivera, me correspondió a mí, por votación, ser presidente, después fue el turno de Fausto Polanco, a quien siguieron, en este mismo orden, Marivell Contreras, Máximo Jiménez, José A. Aybar y Jorge Ramos.
La verdadera historia de Acroarte no se ha contado toda.