Aplaudo de pie el magnífico proyecto que impulsa el canciller Miguel Vargas, a través del Ministerio de Relaciones Exteriores, para la difusión del merengue como un instrumento de promoción en todos los países donde República Dominicana tenga relaciones diplomáticas.
Y no se trata de un espectáculo político, no. Se trata de que si la Unesco catalogó el género criollo como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, ésta es la más grande iniciativa tomaba a favor del merengue, después de esta declaración.
Si el canciller Vargas Maldonado logra que el presidente Danilo Medina emita el decreto que él le solicitó, que declare la incorporación del ritmo nacional a las actividades del Cuerpo Diplomático y Consular y oficinas del dominicano en el exterior, de seguro que el merengue se convertirá en marca país.
A simple vista se ve muy bonito, ¡qué bonito! pero el trasfondo del proyecto “Política Exterior de Difusión y Reconocimiento: “Merengue, Música y Baile”, busca ir más allá, beneficiar el turismo, la inversión extranjera, la cultura dominicana.
No hay un ser humano en el planeta que se resista a la contagiosa música de un buen merengón, cuando suena la tambora, güira, acordeón y los saxofones. Felicito a Johnny Ventura, Joseíto Mateo y a todos los exponentes del género dominicano.