Hay que analizar los Premios Soberano entregados el pasado martes en dos vertientes: la selección de ganadores, que es responsabilidad de Acroarte, y la producción del espectáculo que sirve de marco a la entrega de estatuillas, bajo la responsabilidad de la Cervecería Nacional Dominicana.
De las 34 producciones, he visto 33 y, en la mayoría, he participado activamente y puedo hablar con propiedad y sin ningún interés extraño, sino, decir la verdad… solo la verdad.
En torno a la producción, Alberto Zayas y Guillermo Cordero pasaron la prueba, obviamente no quiere decir que es el mejor espectáculo en la historia de los premios, como se han aventurado a decir otros, sino, que pasaron la prueba, principalmente Zayita, porque Cordero es un veterano probado.
A los desmemoriados se les olvidan los cuatro últimos espectáculos de René Brea (2011 al 2014), o el primero de Edilenia Tactuk (2010), o Aidita Selman (2004).
En sentido general fue bueno, un espectáculo limpio, un poco lineal, una escenografía que combinó perfectamente lo moderno con antiguo y la coreografía también (ver Casandra 1991 al 1997), algunos segmentos vistosos, pero flojos; la producción televisiva fue buena, el vestuario estaba acorde, algunas rutinas de los presentadores de premios no dijeron nada, excepto la de Jochi y el Pachá; Nashla superó la expectativa en la recién entrega de los premios Soberano 2018.