El presidente Danilo Medina, en su discurso del 27, habló sobre la “economía naranja” al expresar que el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) estima que el 1.2 % del PIB proviene de la “economía naranja” de la cultura y el arte. El economista colombiano Felipe Buitrago, coautor de la investigación “La economía naranja, una oportunidad infinita”, la define como un “conjunto de actividades que de manera encadenada permiten que las ideas se transformen en bienes y servicios culturales”. Esos bienes y servicios poseen un valor que comprende desde las industrias de artes escénicas, como el teatro, hasta la música, museos, arquitectura, producción editorial, moda, artesanías, cine y todo lo que tenga que ver con arte y cultura. Y es que la cultura, el arte y la creatividad se suelen asociar con el color naranja. Si no me equivoco, es la primera vez que la industria cinematográfica dominicana se menciona en un discurso de rendición de cuentas, por la importancia que tiene ese rubro en la economía impulsada por la Ley de Cine. La semana pasada mencioné la importancia que tiene el acuerdo firmado entre los gobiernos italiano y domincano para promover el cine. Ahora bien, que la “prosperidad”, señor presidente, que goza el cine criollo llegue a otros sectores de la cultura nacional, como el teatro. Hace tiempo que el teatro dominicano espera, pacientemente, un empujón oficial, y así hacerse visible en la “economía naranja”.