Buena noticia para las personas amantes de las obras de teatro, de asistir a conciertos, exposiciones de pintura, museos y al cine. La buena nueva es que estas personas gozan de más buena salud que aquellas no disfrutan con regularidad de actividades culturales. No lo digo yo, sino, lo dice un estudio hecho por la Universidad de Noruega y publicado por la revista “Epidemiología y Salud Comunitaria” de ese país escandinavo. La investigación, que se realizó con más de 50 000 adultos (mujeres y hombres entre 20 y 80 años), revela que aquellos que son aficionados a visitar galerías, museos o asistir a ver obras de teatro y conciertos con cierta regularidad, “son más sanos, menos ansiosos y tienden menos a deprimirse que aquellos que nunca participan en actividades culturales”. Se estableció que las actividades pueden ser de dos clases: receptivas, como la que mencionamos; o creativas, que son los individuos reciben, por ejemplo, clases de música o baile. Esta investigación, aunque sea en un país lejano, revela la importancia que tiene la relación del arte, el ocio, con la “buena salud. Es necesario para la buena salud participar en actividades artísticas, ya sea como receptores o creadores. Siempre he abogado por la masificación de las bellas artes, que esos grupos que se presentan en salas cómodas con aire acondicionado, salgan a los barrios a mojarse el ruedo.