Concluyó con éxito el pasado fin de semana, la jornada de las segundas reuniones evaluativas de los jurados de los renglones Clásico, Cine, Comunicación y Popular con miras a los Premios Soberano 2019, que organiza Acroarte con el patrocinio de la Cervecería Nacional Dominicana. Cuando se nomina a un artista, espectáculo o programa de televisión simplemente para rellenar la categoría, casi siempre ese que se nominó como remiendo, gana y ahí viene el escándalo. Y como enarbola Carlos T. Martínez, mi padre, maestro y mentor, “el que ganó, ganó”. Por suerte no hubo relleno, hasta ahora. He dicho una y otra vez que no tengo nada en contra de los cronistas que realizan relaciones públicas a artistas. No van a buscar un ingeniero, arquitecto o cronista político ni deportivo para llevar la imagen de un artista. Resulta ilógico. Ahora bien, cuando un cronista se vale de la influencia que tiene en una reunión evaluativa o en asamblea de nominación para colar como nominado a su cliente, lo merezca o no, entonces viola los estatutos, reglamentos y el código de ética. Nunca estaré de acuerdo con esas actuaciones y prácticas deleznables que le hacen tanto daño a la imagen y a la credibilidad de Acroarte y al premio Soberano. Por Acroarte y el premio estoy dispuesto a dar mi vida si es necesario (ya lo demostré), defendiendo mis principios y valores morales y éticos.