En algunos países, principalmente Cuba, la palabra postalita significa que “alguien es falso” y que busca siempre aparentar otra cosa.
El televidente, por lo general, es inteligente y sabe captar cuando un animador está hablando disparates y sandeces, y presumiendo de lo que no es.
Estamos viviendo en la plena era de la globalización y cualquiera puede agarrar un micrófono, comenzar a hablar en la televisión y la radio, sin tener la más mínina preparación, ni siquiera académica.
Y eso está aconteciendo en los medios de comunicación.
Para ser un buen animador hay que tener credibilidad, ¿credibilidad? Sí, eso dije, pero y ¿con qué se come eso? No solamente expresándose bien, sino que su vida pública no rivalice con la privada. Por ejemplo, uno de los animadores de televisión que tiene más credibilidad, reputación y peso específico es Michael Miguel Holguín. Aparte de que cultiva el intelecto, “echando página para la izquierda”, es una persona honesta, disciplinada y posee un alto sentido social. Michael Miguel tiene un léxico extenso y florido, pero con un discurso de animación sencillo, porque siempre se mantiene leyendo, mas sin embargo, un “animador de postalita” lo más lejos que ha llegado a leer es un pasquito de “Mimín Pinguín