Me dijo doña Carmen, mi madre, cuando volví en mí en cuidado intensivo en la clínica en el 2010, después de hacer sufrido un accidente cerebro vascular (ACV), que “eso le pasa a los vivos”. Así es. ¡Cuánta sabiduría hay en esta simple palabras dicha por mi mamá! Siempre me lo había dicho, pero esta vez yo estaba al borde de un precipicio entre la vida y la muerte. Encerrado en mi cuerpo, sin poder hablar y movilizarme, con mi alelamiento, se quedó colgada para siempre en las neuronas que no resultaron atrofiadas por el daño cerebral, esta lapidaria frase. De ahí en adelante, comprendí y aprendí que todos los acontecimientos que impactan nuestra vida, sean positivos o negativos, entre otras realidades, nos dejan una enseñanza. En los 31 años que llevo dedicado al periodismo y la locución he presenciado muchos acontecimientos (y lo que faltan) que, de manera u otra, han impactado nuestra vida, pero como “soy hombre, nada humano me es ajeno”, como escribió Terencio. Pero, les aseguro una cosa, queridos lectores, que nada malo ocurre en mi mundo y como dijo la matrona “eso le pasa a los vivos”.