“Se dice que cuando Dios terminó de hacer el mundo y ya se iba a descansar, se dio cuenta de que se le olvidaba algo.

Entonces volvió al trabajo, hizo las manos de Tatico y las preparó especialmente para que manejaran el acordeón y tocaran el merengue.

Así comienza el capítulo dedicado a uno de los mejores acordeonistas dominicanos, Tatico Henríquez, en el libro “Antes de que te vayas”, escrito por Rafael Chaljub Mejía, y dedicado a preservar la memoria del merengue típico.

Pasado mañana, 30 de julio, es el natalicio número 71 de Tatico, un músico que revolucionó el merengue típico, le inyectó otros elementos que le dieron más colores a ese ritmo. Nadie tocaba el acordeón como él.

Nació en Mata Bonita, en Nagua, en 1943, en el seno de una familia extremadamente pobre, hijo de campesinos, creció entre carencias y limitaciones económicas.

También era compositor. Le cantaba a la belleza de la mujer, no la denostaba. Por ejemplo “Desde que la vi me enamoré de ella”.

Tatico era un virtuoso del acordeón que en ese tiempo tuvo la capacidad de innovar la música dominicana, al incorporar nuevos instrumentos al conjunto típico.

Cuando aún no había despegado, perdió la vida siendo muy joven, 33 años de edad, en un accidente de tránsito en la avenida Estrella Sadhalá en Santiago de los Caballeros, un 23 de mayo de 1976, hace 38 años.