Decía el malogrado cantautor argentino Facundo Cabral que la televisión es un medio maravilloso, que suele estar en manos de cualquiera. Eso lo dijo en Argentina, pero en República Dominicana suele pasar lo mismo.
Cualquiera que tenga unos cuantos pesos sin oficio, no importa que sea el pollero de la esquina, el mecánico o la vendutera, que quiera poner un programa de televisión de medicina, política o espectáculo, le venden el espacio.
Hay programas que dan vergüenza y pena, no solamente por lo que dicen, sino, también por lo que hacen. Estamos ante una especie de telebazofia.
Todo el mundo quiere salir en televisión. Antes ocurría lo propio en la radio. Ahora está de moda la TV, porque si tú no sales en ningún programa de TV estás off.
Hace un tiempo entrevisté al cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez, y con toda la responsabilidad que le caracteriza, dijo que los verdaderos culpables de esa situación eran los dueños y directores de los canales de televisión.
O sea, por obra y gracia a la masificación de la televisión, estamos concurriendo a un libertinaje que se traduce en un lumpenaje.