Encadenado y blufando

Encadenado y blufando

JOSÉ B. GAUTIER
Qué quiere el amo norteamericano? ¿Qué busca de sus pequeños vasallos? Como un perro obediente bien educado y mejor entrenado, cuando se le ordena “sit” el perro se sienta. Cuando le dicen “bark”, el perro ladra. Y así sucesivamente el perro va cumpliendo órdenes emitidas por el amo.

Ya un periódico de la nación paraíso de la drogadicción, publicó recientemente que la República Dominicana y la República de Haití se habían convertido en narco Estados actuando como puentes entre el país productor, Colombia, y el país consumidor, los Estados Unidos de América, suministrando el negocio de la droga domínico-haitiana, el 10% de toda la que se consume en aquel gigantesco y rico país.

¿Qué significa semejante acusación filtrada por la gran prensa norteamericana para la seguridad y desarrollo de la pequeña y pobre República Dominicana?

¿Van a intervenir militarmente el territorio dominicano buscando el “nuevo horizonte” como lo han hecho con Haití para unificar el negocio del tráfico de la droga?

En cambio, sigo manteniendo que la República de Haití, su pueblo, su gobierno, todos necesitan recuperar su libertad como nación soberana e independiente, integrante legal del conglomerado de naciones libres del mundo.

Las fuerzas políticas y militares de ocupación de la Organización de las Naciones Unidas deben ser evacuadas inmediatamente de su territorio para que la República de Haití adquiera nuevamente su soberanía como Estado libre e independiente.

Paradójicamente es durante el período de ocupación de esas fuerzas de la ONU en Haití en los últimos tres años, que se ha incrementado el tráfico de drogas.

Recientemente hemos visto cómo sectores ligados al poder político haitiano realizando giras turísticas y políticas en el país han presentado una gran pantomima de pretender ser lo que no son.

No es lo mismo abrir las puertas de la República Dominicana a un Presidente de la República de Haití, como el doctor René Préval, para que emita en el país sus opiniones libremente, se reúna con quien le dé la gana, incluso con indocumentados haitianos residentes ilegales en el país, departa amigablemente con senadores y diputados miembros del Congreso Nacional o pronuncie palabras criticas sobre la lucha contra la droga en su país durante la Cumbre Regional Sobre Drogas, Seguridad y Cooperación celebrada en Santo Domingo, ante los presidentes doctor Leonel Fernández y doctor Álvaro Uribe, y de jefes de gobiernos regionales y de embajadores de otras naciones, del Secretario General de la Organización de Estados Americanos (OEA), y de delegados de sus actuales opresores de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), estando su país de forma abusiva y arbitraria intervenido por autoridades y tropas extranjeras que dictan e imponen sus propios criterios.

¿Tiene el presidente haitiano, doctor René Préval, su país sometido, su gobierno suplantado por un poder civil y militar extranjero suficiente autonomía y libertad para emitir juicios propios valederos sobre el combate y trafico de drogas en su nación?

¿Es para reír o llorar los pronunciamientos emitidos por el presidente de una nación colapsada, autoridades haitianas que viven de rodillas pidiendo limosnas internacionales para poder sobrevivir?

¿Qué quiere el amo norteamericano que él diga a los dominicanos?

¿Pretende demostrar el doctor Préval que por su incapacidad le es imposible contener el flujo de drogas o de indocumentados desde Haití hacia la República Dominicana?

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