Encarecimiento del petróleo y efectos en nuestra economía

Encarecimiento del petróleo y efectos en nuestra economía

Arturo Martínez Moya

Para la CEPAL, nuestro PIB real crece 3,7% en 2023, no obstante, y esto lo digo yo, dos fuertes tormentas y vientos que soplan en contra.

Me refiero a la multiplicación de precio del petróleo en tan corto tiempo, el West Texas Intermediate que utilizamos como referencia para fijar los precios internos, el viernes se cotizo en US$89.80, un 32.3% más caro que a principio de mayo de este año, y todo apunta a que la tendencia alcista continuara por recortes de países de productores miembros de la OPEP, y como tiene efecto parecido al de un impuesto a su importación y consumo, reduce el crecimiento y aumenta la inflación en países importadores netos de petróleo y derivados como nosotros.

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La estructura productiva de nuestra economía es intensiva en su uso, con elevado peso relativo en el cemento, construcción, transporte por carretera de locales, turistas y visitantes, implica que somos vulnerables a los bruscos aumentos de precios, aunque, debe destacarse, uno, reducimos la dependencia de 2.43 barriles que consumimos por cada millón de dólares de PIB en 1993 a 0.64 barriles en 2022, es decir, en 29 años aumentamos en un 280% la eficiencia energética petrolífera. Y dos, por el rápido y sostenido crecimiento de la economía en el periodo, la factura petrolera, como porciento del PIB, se mantuvo casi igual, 4% en 1993 y 5% en 2022.

Con conocimiento de la realidad mundial en la ONU el presidente Luis Abinader habló de la necesidad de cambiar la ingeniería financiera de los organismos internacionales, para que países que son importadores netos de combustibles dispongan de fondos privilegiados a largo plazo, para pagar sobreprecios de petróleo y alimentos, sin tener que reducir el gasto de capital como en nuestro país, el gobierno no ha tenido otra alternativa que absorber buena parte de las subidas de precio, para no permitir que se trasladen a los consumidores, la reacción lógica de los trabajadores seria pedir aumentos adicionales de salario nominal para por no perder poder adquisitivo y mantener el salario real sin cambio, y los empresarios, para no reducir sus beneficios, intentando trasladar los mayores costos a los precios finales de los bienes y servicios que producen. Es decir, el cuantioso subsidio semanal al consumo de gasolinas, gasoil y glp, ha evitado que cada uno intente traspasar a otro la caída de ingreso real, trabajadores a empresarios y empresarios a consumidores, circulo que al final reduce el PIB real y los empleos.

La otra tormenta a que quiero hacer referencia es la importante reducción de crecimiento del comercio mundial, como lo estima la OMC hasta 1,7% en 2023 frente a 2,7% en 2022, por lo que reitero lo que he planteado en otros artículos, tenemos que evitar decrecimiento de nuestro volumen exportado o por lo menos que no sea de consideración, para limitar la contribución negativa que viene haciendo el sector exterior neto al crecimiento del PIB real.

Aunque el pronóstico de crecimiento que hace la CEPAL de nuestro PIB real supera por mucho la media de América Latina y el Caribe, nos coloca en la cuarta mejor posición en un pelotón de 20 países, las perspectivas podrían cambiar, porque muy alto es el riesgo de que se profundice la desaceleración del comercio mundial y el petróleo siga subiendo de precio.

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