¡Enciende tu caldera!

¡Enciende tu caldera!

Píndarooooooo! –grita Herminio-, ¡Muévete!… ¿Acaso vas a esperar que te llegue tu vida?… ¡Si no logras mover tu mente, tu cerebro te va a traicionar hasta donde no te imaginas!”.

Estos dos canchanchanes se mueven a sus anchas, en medio de la incertidumbre de un principio de año lleno de interrogantes.

Pero lo que ambos olvidan es que ellos –y todos nosotros- seremos protagonistas de todo cuanto acontezca en nosotros, y a nuestro alrededor, a partir del primero de enero… Todo parece surrealista… Herminio, con las pilas puestas y Píndaro, entregado por total al sueño de Morfeo… ¡Ha llegado hasta a roncar!… Es Herminio que, de pronto, le lanza un torpedo a Píndaro cuando le dice: “¿Y tú crees que tapando el sol con un dedo al tratar de aislarte en tus sueños vas a lograr ser el líder que quieres ser en tu vida?… ¡Si quieres comprometer a tus colaboradores debes hacerles sentir más satisfechos y comprometidos!… Deja de pensar solo en ti y tus creencias de ser un supuesto líder, solo por el hecho de que ostentas un cargo en la empresa donde laboras… ¡Te apuesto a que no tienes idea de lo que puedes lograr al incentivar la automotivación de tu gente y así promover su satisfacción y compromiso con ellos mismos y con la institución”, -sentencia-.

Píndaro, que poco a poco parece ir concientizándose al escuchar el discursito que le ha echado Herminio, levanta su cabeza y se coloca en posición de atención mientras expresa: “¿Sabes Herminio?… Una vez leí a Peter Drucker, gurú del pensamiento centralizado en el liderazgo, decir: “No puedes liderar a otra gente si no te lideras primero a ti mismo”… Cuando lo leí no le hice mucho caso porque yo siempre me he considerado un líder natural y así me han nombrado al asignarme mi cargo… Eso me ha hecho creer que tengo el poder para mandar a troche y moche, pues soy el líder de mi tropa… Con el paso del tiempo, y luego de analizar muchos de los resultados de mi gestión y haber recibido sugerencias de mis propios empleados -sin pedirlas-, he comprobado que mis logros son mayores y mejores cuando consigo aprovechar las motivaciones de mi gente y, desde luego, también las mías… Tanto yo, como mi equipo, nos sentimos mucho más comprometidos con las metas a perseguir y, a mismo tiempo, con un mayor compromiso…”.

“Mi mente ha sido muchas veces para mí –sigue comentando Píndaro-, una desconocida… Únicamente ahora puedo decir que me conozco un poco más… Parece como si mi caldera motora de ideas haya ido nutriéndose durante los pasados meses de pandemia… ¡Hoy, solo me falta tomar la decisión de encenderla para enfrentar los retos que me he marcado para el 2022!… Mi mente ha estado orientando a mi cerebro hacia la ruta de intentar fomentar un cierto grado de felicidad entre los que a diario me rodean”… “¿Y, por qué te refieres a tu mente como la rectora de tu cerebro, cuando siempre hemos escuchado que el cerebro nos dicta nuestros comportamientos?” –increpa Herminio-… “Es muy sencillo –explica Píndaro-, con el solo pensar en barajar mi cerebro se alista a no generar siquiera una idea de valor a aprovechar… Si, por el contrario, mantengo una firme atención en lo que me propongo lograr, estaré asegurando resultados jamás antes soñados y que me permitirán celebrar conmigo mismo, y con los demás que me rodean…”

“¡Cuando piensas, asegúrate de enterarte del contenido de lo que piensas… Deja ya de pensar en pajaritos preñados… Esos, jamás los vas a identificar cuando vuelan –dice con toda propiedad Píndaro-… Lo que sí puedes lograr, a conciencia, es asimilar qué estás pensando y controlar tu cerebro al momento de actuar… ¡Así, y sólo así, te permitirás encender tu caldera!”

“Mi caldera motora de ideas se ha ido nutriendo durante la pandemia”

No puedes liderar a otra gente si no te lideras primero a ti mismo

¡Asegúrate de enterarte del contenido de lo que piensas!

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