Encrucijada de política económica

Encrucijada de política económica

Ante la crisis financiera que golpea a los Estados Unidos y Europa, el presidente Leonel Fernández debe reunirse con su equipo económico para analizar las opciones de política de que dispone el gobierno para enfrentarla, y las implicaciones para la economía del curso de acción a ser elegido. El primer punto de la agenda debe ser evaluar las implicaciones que tendría para el sector real de la economía, continuar con la política de altas tasas de interés del Banco Central y la implementación de las recomendaciones de varios economistas de recortar el gasto gubernamental.

En este intercambio con sus ministros, el Presidente debe tener bien claro que el crecimiento de la producción y el empleo dependen de la demanda interna y externa. Por tanto, la recesión en los Estados Unidos y Europa nos golpeará donde duele más, en la demanda por los artículos que se producen en las zonas francas, en el turismo y los precios de nuestros productos primarios de exportación.También se verá afectada la demanda interna,tanto por la reducción en el ingreso que perciben las personas despedidas en los sectores afectados en el país como por la caída en el ingreso de los dominicanos que reciben remesas del exterior, al pasar sus familiares a las filas de los desempleados en los Estados Unidos y Europa. La combinación de estos factores implica reducción en el crecimiento y aumento en el desempleo en los sectores afectados.

La posible recesión mundial también afectaría negativamente la inversión extranjera directa. Las inversiones en  turismo, construcción, telecomunicaciones y zonas francas serán pospuestas a la espera de mejores tiempos en los mercados externos. Con la escasez de crédito, la baja  rentabilidad y el valor de los activos financieros declinando, es iluso asumir que la inversión extranjera directa y de cartera aumentará en el 2009.

En la esfera interna, la política de altas tasas de interés del Banco Central seguirá restringiendo el gasto de consumo privado en bienes y servicios y el de inversión. Asimismo,  la ejecución en el 2009 de un presupuesto similar al del 2008 implicará una reducción sustancial en el gasto gubernamental real, al tomar en cuenta la inflación acumulada durante este año y la proyectada para el 2009.

Un elemento que tendrá un efecto positivo sobre la demanda es la reducción en el precio del petróleo y los alimentos. En la medida que esas reducciones se reflejen en los precios internos, el ingreso disponible de los consumidores para gastos en otros bienes y servicios aumentará, impulsando la demanda. La reducción en los precios externos también implicará una reducción en el déficit en la cuenta corriente. Sin embargo, el financiamiento a largo plazo de Petrocaribe al presupuesto y la balanza de pagos podría reducirse de US$538 millones a US$215 millones, de bajar los precios a la mitad del 2008 y por la reducción en el financiamiento al 40% de la factura petrolera.

Este análisis parte del supuesto del mantenimiento del actual tipo de cambio real. Como a una tasa real de cambio constante, las exportaciones crecen al mismo ritmo que el PIB en el extranjero y las importaciones al mismo ritmo que el PIB en el país, si el país crece a una tasa de 5% y los Estados Unidos, nuestro principal socio comercial, a 0% o -1%, el déficit de la cuenta corriente oscilará entre 5% y 6% del PIB. Si crecemos a un mayor (menor) ritmo, el déficit en la cuenta corriente aumentará (disminuirá).

Además del crecimiento económico, la cuenta corriente es afectada por los precios de los productos de exportación e importación. Como el Banco Central estima que el 49.2% del déficit de la cuenta corriente de la balanza de pagos se debe a las alzas en los precios del petróleo, los alimentos y metales, una reducción del 50% en los mismos, reduciría el déficit por efecto precio de 5.5% en el 2008 a 2.8% % del PIB. Pero también se reducirían los precios de nuestros artículos de exportación como el ferroníquel y otros productos primarios. El efecto neto podría oscilar entre 2.0% y 2.5% del PIB, lo que produciría un déficit de cuenta corriente, por estos dos primeros efectos, entre 7.0 % y 7.5% del PIB en el 2009.

Esto nos lleva a la tasa de cambio. La reducción en el gasto de consumo privado, en las inversiones y el gasto público no aumentan la competitividad de nuestras exportaciones ni de los productos nacionales que compiten con las importaciones. El consumidor final adquirirá aquellos bienes y servicios que resulten más barato, sean estos importados o nacionales.

Lo mismo aplica al consumidor estadounidense o europeo, que comprará el artículo importado de menor precio, sea este de su país, Bangladesh o República Dominicana. Para lograr que el consumidor nacional y extranjero adquiera bienes producidos domésticamente tendríamos que hacerlos más atractivos en los mercados interno y externo. El encarecimiento de las importaciones y abaratamientode las exportaciones sólo puede ocurrir a través de la depreciación del peso.Si las autoridades deciden mantener el actual tipo de cambio, la caída de las exportaciones puede ser de una magnitud mayor que la que se produciría por la reducción en la demanda externa y en los precios de las materias primas.

Aunque la caída de los precios del petróleo y los alimentos representan un respiro en términos del déficit de la cuenta corriente de la balanza de pagos y la inflación, el mantenimiento del actual tipo de cambio real y tasa de crecimiento del 5% requerirá que el país pueda atraer capitales externos por un monto entre 7.0 y 7.5% del PIB. Si este no es el caso, se perderán reservas internacionales, se tendrá que aumentar aún más las tasas de interés, y se producirá una baja sustancial en el crecimiento económico, mayor desempleo y el debilitamiento del patrimonio de los bancos comerciales. Esperemos una corta recesión de la economía mundial. De lo contrario…

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