Encrucijada del PRD

Encrucijada del PRD

Los diarios han reseñado en los días recientes las refriegas y rebatiñas históricas del PRD en sus 74 años de nacer en la villa El Cano del doctor José Virgilio Mainardi Reyna, suburbios de La Habana, Cuba, en 1940.

Rebatiñas y refriegas que no solamente han irrespetado los procedimientos civilizados y estatuarios del PRD, sino que han conseguido hastiar a sus parciales, y más allá, a la sociedad dominicana por completo.

Es momento propicio para detener ese pergueñar negativo en una agrupación política que ha sobrepuesto la profundidad y oportunidad que dispone de constituir el único partido político que inexorablemente, tarde o temprano, relevará del poder al PLD. ¡O hay otro, hoy?

Para alcanzar el poder, las altas instancias fraccionadas del PRD deben consensuar, lo primero, la obligación ineludible de hacer un alto en la confrontación, diluirla, y reflexionar que las dos cúpulas que pergueñan por la supremacía de administrar los recursos del contribuyente que le asigna la JCE, quid supremo de la confrontación, deben y tienen que hacer mutis definitivo, y ceder el paso a figuras potables. No entender estas simples premisas es proseguir escondiendo la ficha clave para superar el impasse que atasca hoy al PRD, y proceder a cortar el nudo gordiano, cuando es posible superarlo con el auxilio de la sindéresis, que es ausente en la cúpula copetuda del PRD.

Las bases del PRD, su  núcleo vivificante por excelencia, deben reflexionar y actuar en consecuencia para desatascar al PRD de la arena movediza que le impide acceder al poder y fijarse en figuras destacadas como el empresario José Antonio Najri, el doctor Manuel Ramón Morel Cerda, el doctor Hugo Tolentino Dipp y otros referentes en liza, ignorados por el trepidar oxidante que atormenta al PRD como un suplicio de Tántalo.

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