Londres.- La debilidad del dólar y las tasas de interés negativas que han comenzado a aplicar algunos bancos centrales han impulsado al alza el precio del oro, un valor considerado seguro en momentos de turbulencias monetarias cuya demanda se ha incrementado un 21 % en el primer trimestre de 2016.
El precio del metal amarillo, cuyo comportamiento en el mercado está a medio camino entre una materia prima y una divisa, ha respondido a la preocupación por la marcha de las finanzas globales con un incremento de cerca de 200 dólares por onza desde enero, hasta situarse en torno a los 1.270 dólares.
En tiempos de estabilidad económica, el mercado del oro se rige por las variaciones en la oferta y la demanda, como el petróleo y otros bienes materiales, si bien en periodos de cambios de valor en divisas con peso global se convierte en un refugio ante políticas monetarias que inquietan a los inversores, según declaró a Efe Martin Kunc, profesor de la Warwick Business School (Reino Unido).
El precio todavía está lejos de los 1.900 dólares que llegó a alcanzar durante la burbuja de 2011, pero el incremento en los últimos meses ha sacudido un mercado que llevaba cerca de cuatro años observando una gráfica de precios con una tendencia paulatina a la baja. El pico de 2011 “fue un reflejo de la devaluación del dólar estadounidense debido a la expansión cuantitativa que se aplicó (el aumento del dinero en circulación)”, detalló Kunc. “
En otras palabras, los bancos centrales estuvieron al mando de aquella devaluación, por lo que se puede decir que el incremento del precio del oro fue provocado por los bancos centrales”, afirmó.
“En esta ocasión (el incremento del precio) está relacionado con la falta de confianza en la capacidad de los bancos centrales de controlar la política monetaria, así como por la posibilidad de que se den tipos de interés negativos”, sostuvo Kunc.
El Consejo Mundial del Oro (World Gold Council), órgano de la industria que agrupa a algunas de las mayores mineras, coincidió con ese análisis en su último informe trimestral, en el que alerta de que “hemos entrado en una nueva fase de la política monetaria que no tiene precedentes». “Bancos centrales en Europa y Japón han implementado ya tasas de interés negativas.
Los efectos a largo plazo de esas medidas son desconocidos, pero ya hemos visto efectos colaterales desalentadores”, advierte el documento.
Con todo, el aumento del precio del oro está íntimamente relacionado con la debilidad del dólar, por lo que las expectativas de un aumento de los tipos de interés por parte de la Reserva Federal estadounidense y un fortalecimiento del billete verde pueden frenar el aumento de su valor.